lunes, noviembre 21, 2005

TO THICKEN THE PLOT


Un post en Desentramados suscitó la siguiente contra-reflexión.

El autor de Desentramados acaba de publicar una interesante reflexión sobre la diferencia entre realizar una película y escribir una novela, ninguna de las cuales él, admite, ha hecho. El escrito resume un debate que tuvo con un amigo suyo en ruta de San Juan a Mayagüez.

Dice el desentramado: “Mi amigo apostaba por el cine basándose en limitaciones psíquicas que el percibe como suyas. Alega que tiene adult ADD y un grado de autismo altísimo, aunque funcional, y que por esto se nutre de la naturaleza colaborativa del cine. La literatura es un oficio solitario por necesidad que solo puede desembocar en misantropía.” Sobre esto tengo que decir que yo también sufro de adult ADD y que por eso mismo dudo mucho de mis capacidades para hacer una película (y/o escribir una novela, for that matter). Ahora bien, el ADD se presta para escribir poesía y componer canciones.

Continúa el desentramado: “Mi amigo contestó con su primer argumento de peso: la magia que se produce en un set cinematográfico cuando miras a tu alrededor y te topas con colaboradores talentosos, cada cual trabajando activamente para lograr una comunión de esfuerzos. La tensión que se lee en el rostro de artesanos concienzudos, todos con la misma preocupación: ¿quedará bien esto que estamos haciendo?” A lo que yo digo: El amigo del desentramado está equivocado. Él está hablando del teatro, no del cine. En el teatro, todo es adrenalina, la aventura del real-time, el feedback instantáneo del público, la unicidad de cada función. Cualquier actor que se respete escogerá teatro sobre cine any day of the week. Por su parte, un set de filmación es tan sexy como un frente de guerra. Porque entre una película y la toma de Fallujah no hay mucha diferencia. ¡Claro que también hay adrenalina! Pero es otra, a darker shade of adrenaline. If you call that magic, ése es tu problema; recomiendo que you get yourself checked. And if you get a kick from working with construction workers (porque eso es lo que son los técnicos), you might want to consider actuallly working in construction.

Pero hay otra cosa. Es hora de que traigamos a la discusión el siempre presente tema del eros. Todo ese discurso de la magia colaborativa es una forma bonita de decir 'quiero acostarme con la maquillista'. En ese sentido, y esto es sumamente subjetivo, un director, actor o productor tiene más posibilidades de tener sexo en virtud de su oficio que un escritor. Y estoy hablando solamente de on-the-job sex, porque en ciertos círculos los escritores están muy bien cotizados sexualmente.

Y otras cosa, y ya termino: ¿Por qué todavía nos aferramos al cineasta auteur? ¿Por qué nadie quiere ser como Steven Spielberg, escritor de muy, pero que muy pocas de sus películas, pero reconocido universalmente como un gran storyteller y uno de los hombres más ricos de Hollywood? Fuck art.

Having said all of this, creo que en esta discusión hay mucha más tela que cortar. Y no es sólo la cuestión de cineasta versus escritor, sino el asunto de cómo uno canaliza la creatividad, cómo uno encuentra su voz artística, por qué vías la desarrolla. Esto es un asunto que he tenido últimamente muy presente. Espero seguir escribiendo sobre el tema.

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