COSAS VEREDES
Por LRT2110
Especial para La Ínsula
Adiós, malezas y flores
La depre inminente que se manifestó cuando empacaba para mudarme a Nueva York ya es una realidad contundente. Me eché a llorar cuando me proponía a poner los calzoncillos en la maleta, no sé ni por qué lo confieso, no creo que esté en mi mejor interés que la gente se entere de mi patetismo tipo “cuando salí de Collores”. Pero ésa es la que hay conmigo, lo demás es humo esfumándose en el cielo. En la ciudad ha llovido y se ha establecido un gris intermitente que presagia el otoño. Los compañeros de clase de escuela graduada son bien gringos. El primer día me confundí de tren y tuve que caminar desde la puñeta en el este hasta el culo en el oeste. Llegué a la orientación quince minutos tarde, hecho un lechón sudado. Al sentarme en el pupitre le pregunté a la primera persona que ví “is it hot in here or is it just me?”. El tipo –su nombre es Aaron y es de BumbleFuck, Texas (“just out of Austin” le sigue repitiendo a todo el mundo que conoce)- me miró como un extraterrestre de los babosos que aparecen en pelis slapstick sci-fi a la Men in Black, y me contestó con una seriedad preocupante “it’s just you”.
It’s just me. Esa es la que ha habido hasta el momento. Me jodí la sciática subiendo los tres pisos que hay que subir para llegar al apartment con 220 libras de libros que no leeré. El sitio es tan pequeño que podría muy bien echar una criolla mientras cocino spaghetti (es lo único que como ahora, es tan barato y rinde…), claro, esto mientras subo los pies en la cama para estar más cómodo. Mi único amigo es Aaron. Como yo, el tipo vuela totalmente por debajo del radar. La pendejá es que es maricón y no lo sabe. Las señas están ahí y son inequívocas: el tipo no para de hablar de su madre soltera (una figura centralísima en su vida, lo repite siempre que puede); como que es el tipo de tipo que le gusta dar la mano y con la otra darte un sobito nebuloso en la espalda; y no para de comentar que aún no ha conocido a “su amiga”. Según él, siempre que llega a un sitio nuevo termina con alguna “amiga” muy íntima, ya que le resulta más fácil hacer amigas que amigos. Repito, éste es mi único amigo hasta el momento, yo soy el único que él ha hecho (“…aquel maternal pañuelo empapado con el zumo del dolor…”). Lo que terminó de sellar mi impresión sobre su sexualidad fue que ayer me relató que vio por televisión que Ann Richards, la legendaria gobernadora demócrata de Texas, cuya derrota política marcó el comienzo de la carrera de George W. Bush, había muerto y lloró. “Ann Richards looks just like my mom”, me decía desconsolado. Para terminar de joderse es un “devout Episcopalian”. Whatever, el caso es que tiene buen español porque trabajó en el Cibao durante un año. No puedo evitarlo, me lo imagino haciendo levantes nebulosos que terminaban en quickies apresurados y anónimos en la maleza dominicana. No sé, ésa es la vibra que recibo de él.
Estoy definitivamente deprimido. Lo único que hago es escuchar un playlist que me hice durante mi primera semana aquí titulado “En la onda mustia”. Estoy obsesionado con una canción de los Flaming Lips, “Do you realize”, en particular con un estribillo que dice “do you realize that everyone you know one day will die”. Me gusta escuchar esa canción y pensar en una compañera de clase. La chica entró al primer taller de guionismo y vociferó que lo que ella quiere escribir son guiones basados en sus experiencias vividas en la industria pornográfica de Australia. Tengo que admitir que hay algo que encuentro sumamente atractivo sobre ella, pero no sé cómo abordarla, me intimida un poco. Intenté hablarle pero terminé balbuceando en un spanglish incomprensible. Yo creo que ella entendió que me la estaba tratando de levantar porque me gritó “you pig!” y luego me viró la cara. La cosa se complicó cuando me fui a despedir de ella y me lancé a plantarle el besito en la mejilla, a lo Boricua y ella se paralizó ante el gesto, mientras me miraba horrorizada. Ahora corren rumores en mi clase de que yo soy un depravado. Ciertamente lo soy, pero no del tipo que los gringos estos se imaginan.
Especial para La Ínsula
Adiós, malezas y flores
La depre inminente que se manifestó cuando empacaba para mudarme a Nueva York ya es una realidad contundente. Me eché a llorar cuando me proponía a poner los calzoncillos en la maleta, no sé ni por qué lo confieso, no creo que esté en mi mejor interés que la gente se entere de mi patetismo tipo “cuando salí de Collores”. Pero ésa es la que hay conmigo, lo demás es humo esfumándose en el cielo. En la ciudad ha llovido y se ha establecido un gris intermitente que presagia el otoño. Los compañeros de clase de escuela graduada son bien gringos. El primer día me confundí de tren y tuve que caminar desde la puñeta en el este hasta el culo en el oeste. Llegué a la orientación quince minutos tarde, hecho un lechón sudado. Al sentarme en el pupitre le pregunté a la primera persona que ví “is it hot in here or is it just me?”. El tipo –su nombre es Aaron y es de BumbleFuck, Texas (“just out of Austin” le sigue repitiendo a todo el mundo que conoce)- me miró como un extraterrestre de los babosos que aparecen en pelis slapstick sci-fi a la Men in Black, y me contestó con una seriedad preocupante “it’s just you”.
It’s just me. Esa es la que ha habido hasta el momento. Me jodí la sciática subiendo los tres pisos que hay que subir para llegar al apartment con 220 libras de libros que no leeré. El sitio es tan pequeño que podría muy bien echar una criolla mientras cocino spaghetti (es lo único que como ahora, es tan barato y rinde…), claro, esto mientras subo los pies en la cama para estar más cómodo. Mi único amigo es Aaron. Como yo, el tipo vuela totalmente por debajo del radar. La pendejá es que es maricón y no lo sabe. Las señas están ahí y son inequívocas: el tipo no para de hablar de su madre soltera (una figura centralísima en su vida, lo repite siempre que puede); como que es el tipo de tipo que le gusta dar la mano y con la otra darte un sobito nebuloso en la espalda; y no para de comentar que aún no ha conocido a “su amiga”. Según él, siempre que llega a un sitio nuevo termina con alguna “amiga” muy íntima, ya que le resulta más fácil hacer amigas que amigos. Repito, éste es mi único amigo hasta el momento, yo soy el único que él ha hecho (“…aquel maternal pañuelo empapado con el zumo del dolor…”). Lo que terminó de sellar mi impresión sobre su sexualidad fue que ayer me relató que vio por televisión que Ann Richards, la legendaria gobernadora demócrata de Texas, cuya derrota política marcó el comienzo de la carrera de George W. Bush, había muerto y lloró. “Ann Richards looks just like my mom”, me decía desconsolado. Para terminar de joderse es un “devout Episcopalian”. Whatever, el caso es que tiene buen español porque trabajó en el Cibao durante un año. No puedo evitarlo, me lo imagino haciendo levantes nebulosos que terminaban en quickies apresurados y anónimos en la maleza dominicana. No sé, ésa es la vibra que recibo de él.
Estoy definitivamente deprimido. Lo único que hago es escuchar un playlist que me hice durante mi primera semana aquí titulado “En la onda mustia”. Estoy obsesionado con una canción de los Flaming Lips, “Do you realize”, en particular con un estribillo que dice “do you realize that everyone you know one day will die”. Me gusta escuchar esa canción y pensar en una compañera de clase. La chica entró al primer taller de guionismo y vociferó que lo que ella quiere escribir son guiones basados en sus experiencias vividas en la industria pornográfica de Australia. Tengo que admitir que hay algo que encuentro sumamente atractivo sobre ella, pero no sé cómo abordarla, me intimida un poco. Intenté hablarle pero terminé balbuceando en un spanglish incomprensible. Yo creo que ella entendió que me la estaba tratando de levantar porque me gritó “you pig!” y luego me viró la cara. La cosa se complicó cuando me fui a despedir de ella y me lancé a plantarle el besito en la mejilla, a lo Boricua y ella se paralizó ante el gesto, mientras me miraba horrorizada. Ahora corren rumores en mi clase de que yo soy un depravado. Ciertamente lo soy, pero no del tipo que los gringos estos se imaginan.
6 Comentarios:
Lo tienes que ver del lado positivo, si te sientes asi, significa entonces que eres un princeso ( o un principe, como quieras)
Tu comentario que acordo una linea de la pelicula española Princesas (que todavia no se como la Micaela se ganó un Goya, porque ni acento dominicano tenía en su interpretacion de una dominicana
-hasta en eso los dominicanos son estigmatizados ni en el cine se dignan a interpretarlos con su acento- ) anyway,el personaje de Caye (Candela Peña) decia que las princesas eran tan y tan sensibles que hasta podian morir de tristeza si estaban lejos de su reino.
?Significará que eres un princeso? ?Cual será tu reino y como se llamará? ?Se podrá uno inventar los reinos?...
Este regreso puede ser capaz de restaurar mi corazón...
Otro que volvio de la ultratumba!!!!
FUCK!!!!!!
EL DESENTRAMADO IS BACK!!!!!!
desntramado ny -ojala un día de estos me tropieze contigo saliendo de un tren. o ojala por lo menos empiezes un blog nuevo. y no te preocupes que ya mismo desarrollas resistencia, caminar del east village a w4 es una mierda.
ínsulo, se ve lindo tu nuevo blog.
'Quite disturbing' tus visiones acerca del tal Aaron. Pero, sin duda esto implica un regreso triunfal a la blogósfera... a ver si eso anima al Hirsuto a no tirar los guantes. A propósito, concuerdo con nicole, muy bueno el cambio de la Ínsula. Ahora se puede leer mejor...
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