GAL COSTA (SELF-TITLED)

Este disco de 1969 es esencial. No conozco ningún otro disco en el que la relación entre la bossa nova y el tropicalismo esté tan clara. “A coisa mais linda que existe” es el título de una de las canciones y no puedo pensar en mejor forma de describir este disco cuya belleza es sobrecogedora. El dios de los tropicalistas se llamaba Joao Gilberto y en ningún lugar eso es tan evidente como en este disco. Joao Gilberto es el genio musical detrás del bossa nova. Jobim fue el más famoso, pero Joao, el más original. De los dos discos que sacó Gal ese año, éste es, por mucho, el que hay que escuchar.

El tropicalismo fue un movimiento relativamente heterogéneo. Iba desde el art-rock de Os Mutantes, Tom Zé y Gilberto Gil hasta las canciones dulcemente melancólicas –¿alguien dijo “saudade”?- de Caetano, su hermana María Bethania y, por supuesto, Gal. Este disco es emblemático de esta vertiente. El repertorio incluye varias canciones de Caetano, una que otra de Gilberto Gil y Jorge Ben, y dos de Roberto Carlos, que para esa época era el máximo representante de la Nueva Ola en Brasil.

De las doce canciones que contiene este disco, para mí las indispensables son Baby y Que pena (ambas a dúo con Caetano), así como Nao identificado, que es uno de clásicos del tropicalismo, y Lost in Paradise, una composición en inglés de Caetano. Pero la más genial de todas es Namorinho de Portao (a dúo con Gilberto Gil). Lo fascinante de esta canción no es sólo su bella estridencia, sino el hecho de que lo único que hace Gil es silbar. A mi juicio, éste es el mejor disco de una de las cantantes más sensuales que ha producido el Nuevo Mundo.

Si sueño es retirarse en Bahía, escuche este disco todas las noches antes de dormir.