miércoles, junio 28, 2006

FEAR AND SELF-LOATHING CATOLICOS


Este post podría ser too close for comfort para algunas personas. Agradeceré que, de ser posible, se use como música de fondo para la lectura de este texto la canción Moon River, preferiblemente la versión al español del niño Pedro José Sánchez Martínez, contenida en la banda sonora del filme «La mala educación».

¿Es pecado masturbarse? Esto es algo que nunca parece estar claro y mucho menos cuando uno está en noveno grado en un colegio católico y -para colmo- espera su turno para confesarse. Todos los años era la misma historia: «Hoy iremos a la Capilla para la confesión», decía la maestra de religión un buen día y para allá íbamos en fila como indiecitos.

Siempre confesaba los mismos pecados: que si dije no sé cuántas mentiras, que si le robé no sé qué bobería a alguien, que si le falté el respecto a mi mamá, que si... ¿me masturbé?. Pedirle perdón a un cura por mis pajas siempre se me hizo difícil. La vergüenza era inevitable, tanta que en ocasiones se me salía por los ojos.

El hecho de que el cura en cuestión fuera, unas veces, un polaco gordo de Brooklyn, trasplantado a Puerto Rico como una forma de castigo, y, otras veces, un nicaragüense con mal aliento y encima de eso Parkinson, no ayudaba; en todo caso hacía que la experiencia fuera aún más bizarra.

Así como Buñuel dijo que «Gracias a Dios, soy ateo», yo podría decir que soy ateo gracias a los jesuitas. Y no digo esto en tono de reproche, sino de agradecimiento. Mis razones para ser ateo siempre han sido bien racionales. Conocer, por ejemplo, la lingüística de Saussure en una clase de teoría literaria, específicamente darme cuenta de que Dios no era más que un significante, me dio el argumento perfecto con el que espantar de una vez y por todas el fantasma católico.

Pero ahora me pregunto hasta qué punto mi rebeldía no era una respuesta a lo que ahora pienso que entonces veía como un acto de suprema violencia contra mi intimidad. La respuesta, en realidad, no es tan importante. Lo importante es que ya estoy en paz con aquellos curas, quienes -¿gracias a Dios?- no me pusieron en la posición del protagonista de la película de Almodóvar.

4 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Tough, cuando lo que hay que agradecerle a Dios, o por lo menos lo que nos devuelve del ateísmo, es reconocer y agradecer que los curas no me violaran o "sedujeran?", whatever.... La verdad es que esto se jodió.
Se puede ser ateo sin buscar excusas o sin "razón", porque se siente. Algo como la fe.

6:55 a.m.  
Blogger Antonia Pujols dijo...

I like that, ser atea por fe!

9:48 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

O, relamente, por vagancia.

5:46 p.m.  
Blogger nicolececilia dijo...

me muero de la risa... recordé las confesiones de mi infancia con padre mateo (mateo) y el otro apestosito, tortura de quien se sentara alfrente en el salón cuando se le ocurría venir a darnos algún speech

11:50 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal