LA LLAMADA

Pasa por lo menos una vez cada semana. Suena el teléfono, lo cojo y escucho una voz con acento de otro país preguntar, alguien en su casa es beneficiario de Medicare, a lo que yo contesto tajantemente, aquí el único que vive tiene 32 años y no recibe Medicare, entonces, la persona al otro lado de la línea telefónica me agradece no sé qué y se despide cortésmente. Lo que tienen los planes médicos con los viejos de este país es casi un manhunt. Así de mucho dinero hay en la administración de los beneficios de Medicare. Hoy entré a mi edificio, en el que la mitad de los residentes son retirados y vi un cartel que anunciaba una orientación de unos de los planes médicos. Me pregunto si los nazis eran así de agresivos en la búsqueda de judíos. Lo que falta es que los representantes de los planes médicos pinten sus logos en las fachadas de las casas de sus clientes, como diciéndole a los otros planes, ya tenemos a éste, ni te preocupes en tocar la puerta. Había una vez en que los viejos eran los sabios de la familia, tribu o comunidad. Ahora sólo son signos de dólar.