martes, junio 27, 2006

HIGHWAY TO HELL


No sé si por casualidad o causalidad, la vida se ha encargado de que en estos días subsane una de mis más embarazosas lagunas musicales: el rock pesado de finales de los setenta y principios de los ochenta. Hablo de grupos como Led Zeppelin, Judas Priest, Iron Maiden, AC/DC, Ozzy y Black Sabbath, Metallica y hasta Kiss, bandas cuya música nunca escuché durante mi preadolescencia por la que hoy me doy cuenta no fue otra razón que miedo al castigo de Dios.

Recuerdo como si hubiera sido ayer aquella conferencia en la que un emisario de la Iglesia Católica le habló a mi clase de noveno grado de las referencias satánicas en las carátulas y discos de todas estas bandas. Tengo la imagen de una carátula, creo que de Led Zeppelin, en la que los signos paganos, supuestamente, no podían ser más evidentes. Allí también escuché, por primera vez, un disco tocado en el sentido contrario («number nine, number nine»). Y ni hablar del análisis, línea por línea, de Hotel California (supuestamente, la línea que dice «We haven't had that spirit here since 1969» se refiere a la fundación, en dicho año, de la Iglesia Satánica).

Debo ser justo conmigo mismo y decir que otra razón por la que nunca escuché toda esta música en mi preadolescencia es porque no tuve modelos que lo hicieron. Mis primos (todos mayores que yo) estaban en otros. Había uno que, cuando no estaba windsurfing, escuchaba cosas como REO Speedwagon, Foreigner y, por supuesto, Journey. El caso de otro primo era peor; su ejemplo me llevó a conocer la prehistoria roquera de Michael Bolton. Y ni hablar de mis primas; ésas sí que eran casos perdidos con sus Duran Duran.

Llegué al rock pesado cuando ya era muy tarde: 1984. Hablo tanto del año como del disco de Van Halen. De ahí a esperpentos como Def Leppard, Twisted Sisters, Mötley Crue, Poison, Europe y Whitesnake, un paso fue.

Años después, cuando estaba en escuela graduada, empecé a pedir perdón por mis faltas ochentosas. Fue entonces que descubrí la música de Lou Reed y Velvet Underground, David Bowie, los Beatles y, más recientemente, los Rolling Stones, la gran mayoría de los cuales todavía tienen una presencia en mis «playlists».

Así que era cuestión de tiempo para que llegara a Led Zeppelin et al. Es así cómo, a mis 32 años, me dado cuenta de que: Led Zeppelin es, en el fondo, una banda de blues; lo de Iron Maiden es teatro, puro teatro; AC/DC es buen rock ‘n’ roll; y Kiss es Kiss.

1 Comentarios:

Blogger Ana Oquendo dijo...

Ño!, justamente en estos días (y casi casi picando ya los treinta y pico también) me dió por explorar las mismisimas bandas que mencionas... pero por alguna extraña razón terminé escuchando los oldies de Vico-C.

CAPTCHA: njxell (un nuevo modelo de rasuradora?)

5:14 p.m.  

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