MALDITO CONSERJE
Nota del editor: Una vez más llega por error a mi inbox un mensaje dirigido a una persona cuyos nombre y dirección de e-mail son muy parecidos a los míos.
Don P.:
Espero que se encuentre Usted bien. Mi nombre es Solange A. Faría Fernández, hija de la propietaria doña Ana Fernández Muñoz, en el edificio ubicado en Marcoleta Nº 573, depto 302, Stgo.
El motivo del presente mail, es resolver una situación muy particular que se suscitó el día lunes 30 de octubre del presente año, la que a continuación paso a relatar:
El día lunes 30 recibí una llamada a mi citófono a las 7:30 am, lo cual me llamo curiosamente la atención puesto que no tendría ningún tipo visita a esa hora de la mañana, sin perjuicio de que mi día inicia a las 8ºº , ya que entro a mi trabajo a las 9ºº hrs. Es así, que cuando concurrí a contestar el llamado me encontré con la ingrata noticia de que mi puerta principal estaba entreabierta, lo cual me asusto y extraño de sobremanera, puesto que la ultima visita la había sido de mi madre el día anterior a las 16ºº horas aproximadamente y estoy segura que deje cerrada la puerta.
Instantes después, contesto el citófono, respondiéndome grotescamente un hombre, que en nungun momento se identifico, es mas inicio la conversación retándome, lo cual me me pareció muy raro, por no decir sorprendente, porque mis padres son los únicos que tienen y tendrán ese derecho, no un tercero extraño que ni siquiera se identifica, me dio un sermón increíble, que me afectó muchísimo, estuve todo el día muy afligida y con mucho miedo.
Esta persona entre las muchas cosas que me señaló fue que era una irresponsable, por dejar la puerta de mi departamento abierta, lo cual ni yo sabia, y además me imputó el hecho de que la puerta de entrada también lo estaba, además de responder groseramente y sin ninguna decencia ni respeto, dándome a entender que poco menos recién había hecho una fiesta en mi casa y que por eso se me habían quedado las puertas abiertas. Cuando al fin pude interrumpir la conversación se identifico como el conserje del edificio, respondiéndome irónicamente que era tarde para no estar despierta y que era una floja, dando por terminada la conversación.
Como Usted comprenderá esta situación es bastante incomoda, porque esta persona me imputo de forma arbitraria y sin modales algunos dos hechos en los que no tuve participación alguna, porque en ningún momento recibí visitas ni menos aun hice una fiesta, sin mencionar de que cuando he realizado, me he preocupado de dejar las puertas cerradas, por la sencilla razón de que vivo sola, por lo cual comprenderá Usted muy bien que en caso alguno me gustaría que me pasara algo, pero tampoco es algo que voy a estar gritando a los cuatro vientos. Lo que me sorprende realmente es que me imputen un hecho, a sabiendas de que hay mas personas que viven en el edificio y que me reten por ello, porque al final cuando al fin se identifico como el conserje, supuestamente es una persona que esta al servicio de los habitantes del edificio y no para sermonear, además como le señale solo mis padres pueden hacerlo y no él. Además en ningún momento de la conversación me pregunto mi nombre ni como encontraba, pude incluso ser victima de un asalto, pero eso a esta persona no le hubiera importado, solo le interesaba hacerme responsable de que había dejado la puerta abierta para que delincuentes ingresaran al edificio. Me parece de importancia recalcar el trato indigno y degradante que recibí de parte del supuesto conserje, porque no hice nada, sin mencionar de que se le paga por sus "servicios". Es del caso mencionar que mis vecinos del 401, que dan frente a mi departamento, al consultarles por mi puerta entreabierta, me señalaron, que no la vieron abierta y que tampoco dejaron abajo mal cerrado, lo cual es raro y deja abierta muchas interrogantes, puesto que en particular mi vecina Soledad sale diariamente a su trabajo a las 7ºº.
Esperando de pronta solución a este problema que me aqueja y a tan molesto trato, le saluda atentamente a Usted
Solange Faría Fernández
Marcoleta 573, depto 302, Stgo.
Don P.:
Espero que se encuentre Usted bien. Mi nombre es Solange A. Faría Fernández, hija de la propietaria doña Ana Fernández Muñoz, en el edificio ubicado en Marcoleta Nº 573, depto 302, Stgo.
El motivo del presente mail, es resolver una situación muy particular que se suscitó el día lunes 30 de octubre del presente año, la que a continuación paso a relatar:
El día lunes 30 recibí una llamada a mi citófono a las 7:30 am, lo cual me llamo curiosamente la atención puesto que no tendría ningún tipo visita a esa hora de la mañana, sin perjuicio de que mi día inicia a las 8ºº , ya que entro a mi trabajo a las 9ºº hrs. Es así, que cuando concurrí a contestar el llamado me encontré con la ingrata noticia de que mi puerta principal estaba entreabierta, lo cual me asusto y extraño de sobremanera, puesto que la ultima visita la había sido de mi madre el día anterior a las 16ºº horas aproximadamente y estoy segura que deje cerrada la puerta.
Instantes después, contesto el citófono, respondiéndome grotescamente un hombre, que en nungun momento se identifico, es mas inicio la conversación retándome, lo cual me me pareció muy raro, por no decir sorprendente, porque mis padres son los únicos que tienen y tendrán ese derecho, no un tercero extraño que ni siquiera se identifica, me dio un sermón increíble, que me afectó muchísimo, estuve todo el día muy afligida y con mucho miedo.
Esta persona entre las muchas cosas que me señaló fue que era una irresponsable, por dejar la puerta de mi departamento abierta, lo cual ni yo sabia, y además me imputó el hecho de que la puerta de entrada también lo estaba, además de responder groseramente y sin ninguna decencia ni respeto, dándome a entender que poco menos recién había hecho una fiesta en mi casa y que por eso se me habían quedado las puertas abiertas. Cuando al fin pude interrumpir la conversación se identifico como el conserje del edificio, respondiéndome irónicamente que era tarde para no estar despierta y que era una floja, dando por terminada la conversación.
Como Usted comprenderá esta situación es bastante incomoda, porque esta persona me imputo de forma arbitraria y sin modales algunos dos hechos en los que no tuve participación alguna, porque en ningún momento recibí visitas ni menos aun hice una fiesta, sin mencionar de que cuando he realizado, me he preocupado de dejar las puertas cerradas, por la sencilla razón de que vivo sola, por lo cual comprenderá Usted muy bien que en caso alguno me gustaría que me pasara algo, pero tampoco es algo que voy a estar gritando a los cuatro vientos. Lo que me sorprende realmente es que me imputen un hecho, a sabiendas de que hay mas personas que viven en el edificio y que me reten por ello, porque al final cuando al fin se identifico como el conserje, supuestamente es una persona que esta al servicio de los habitantes del edificio y no para sermonear, además como le señale solo mis padres pueden hacerlo y no él. Además en ningún momento de la conversación me pregunto mi nombre ni como encontraba, pude incluso ser victima de un asalto, pero eso a esta persona no le hubiera importado, solo le interesaba hacerme responsable de que había dejado la puerta abierta para que delincuentes ingresaran al edificio. Me parece de importancia recalcar el trato indigno y degradante que recibí de parte del supuesto conserje, porque no hice nada, sin mencionar de que se le paga por sus "servicios". Es del caso mencionar que mis vecinos del 401, que dan frente a mi departamento, al consultarles por mi puerta entreabierta, me señalaron, que no la vieron abierta y que tampoco dejaron abajo mal cerrado, lo cual es raro y deja abierta muchas interrogantes, puesto que en particular mi vecina Soledad sale diariamente a su trabajo a las 7ºº.
Esperando de pronta solución a este problema que me aqueja y a tan molesto trato, le saluda atentamente a Usted
Solange Faría Fernández
Marcoleta 573, depto 302, Stgo.
2 Comentarios:
La consulta esta buena para las consultas disfuncionales de la revista dominical del ND.
Que bueno es tener un nombre tan corriente, por lo menos se dvierte uno.
Los chilenos... Son australes. Y eso condiciona el espíritu. Y los emails.
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