HARAKIRI/MRI
Tras el fiasco de Nueva York, esas dos semanas que nunca debieron haber sido, estoy de vuelta en esta ínsula barataria que es Puerto Crico. He estado encuevao, como suele ser mi costumbre. Los mexicanos tienen una palabra que describe muy bien mi modus vivendi: “engentao”. En castellano, la misantropía.
He regresado a un lugar en mi vida en el que no estaba desde enero del año pasado cuando, justo antes de irme en un viaje de autobúsqueda por Europa, me dediqué, por una semana entera, a fumar pasto y ver todas las temporadas disponibles para aquel entonces de The Sopranos. Algunas noches, para subirme el ánimo, veía Raising Arizona, también arrebatao.
Esta vez es diferente. Lo que se suponía que fuera un viaje de recargar baterías en Nueva York fue un desastre. Como siempre, procuré enajenarme de varias amistades, entre ellas Allegra, quien hasta el día de hoy no me perdona el hecho de que dejé entrar en su casa a un “dealer”. Ése es un cuento que debe hacer el Desentramado. Después de todo, esa fue su venganza por lo de Nicole.
Pero nada, he me aquí de vuelta. Traté, sin éxito, de recuperar la plaza que me habían ofrecido en el trabajo. No obstante, apelé lo suficiente al sentido maternal de mi jefa como para que me diera un contrato a tiempo parcial.
Entro a trabajar a las siete de la noche y salgo a las once. Por el día hago lo de siempre. Desayuno en La Mallorca. Allí me quedo leyendo. A veces, me quedó allí hasta que me da hambre de nuevo y entonces almuerzo. Luego, voy a Borders o a La Tertulia a comprar libros y revistas que nunca leeré. Entonces, regreso a mi casa donde veo televisión o simplemente miro el techo.
Mañana, mis padres salen de viaje para Francia. Allí estarán casi dos semanas. Vuelven el día antes de mi cumpleaños, el cual promete ser uno de los más deprimentes de mi vida, lo cual es mucho decir a la luz de lo deprimente que han sido los anteriores.
En un momento pensé regalarme de cumpleaños un viaje a París. Allí tengo una amiga que hace tiempo que no veo. Sería un viaje relámpago. Estaría allí dos o tres días a lo sumo. Usaría de excusa en el trabajo alguna enfermedad que todavía no he decidido cuál sería. Los pasajes están caros. No sé si sea un buen momento para estar botando dinero, aunque reconozco que ello sería parte de este proceso de harakiri emocional en el que me encuentro.
En todo esto pensé hoy durante los 25 minutos que estuve metido, sin moverme, en una máquina de MRI.
He regresado a un lugar en mi vida en el que no estaba desde enero del año pasado cuando, justo antes de irme en un viaje de autobúsqueda por Europa, me dediqué, por una semana entera, a fumar pasto y ver todas las temporadas disponibles para aquel entonces de The Sopranos. Algunas noches, para subirme el ánimo, veía Raising Arizona, también arrebatao.
Esta vez es diferente. Lo que se suponía que fuera un viaje de recargar baterías en Nueva York fue un desastre. Como siempre, procuré enajenarme de varias amistades, entre ellas Allegra, quien hasta el día de hoy no me perdona el hecho de que dejé entrar en su casa a un “dealer”. Ése es un cuento que debe hacer el Desentramado. Después de todo, esa fue su venganza por lo de Nicole.
Pero nada, he me aquí de vuelta. Traté, sin éxito, de recuperar la plaza que me habían ofrecido en el trabajo. No obstante, apelé lo suficiente al sentido maternal de mi jefa como para que me diera un contrato a tiempo parcial.
Entro a trabajar a las siete de la noche y salgo a las once. Por el día hago lo de siempre. Desayuno en La Mallorca. Allí me quedo leyendo. A veces, me quedó allí hasta que me da hambre de nuevo y entonces almuerzo. Luego, voy a Borders o a La Tertulia a comprar libros y revistas que nunca leeré. Entonces, regreso a mi casa donde veo televisión o simplemente miro el techo.
Mañana, mis padres salen de viaje para Francia. Allí estarán casi dos semanas. Vuelven el día antes de mi cumpleaños, el cual promete ser uno de los más deprimentes de mi vida, lo cual es mucho decir a la luz de lo deprimente que han sido los anteriores.
En un momento pensé regalarme de cumpleaños un viaje a París. Allí tengo una amiga que hace tiempo que no veo. Sería un viaje relámpago. Estaría allí dos o tres días a lo sumo. Usaría de excusa en el trabajo alguna enfermedad que todavía no he decidido cuál sería. Los pasajes están caros. No sé si sea un buen momento para estar botando dinero, aunque reconozco que ello sería parte de este proceso de harakiri emocional en el que me encuentro.
En todo esto pensé hoy durante los 25 minutos que estuve metido, sin moverme, en una máquina de MRI.
6 Comentarios:
Hasta cuando vas a estar con el mismo sonsonete!!! Dios mio get a life!!
Ve a un psiquiatra,un psicologo,una iglesia. Do something!!!
You have a very strong "pathetic vibe". Creo que quieres las cosas muy facilmente.
Sentado esperando whatever que estas esperando que ni tu mismo sabes,no va a ser mejor.
Tal vez eres demasiado comodo como para que pasen cosas interesantes en tu vida y por eso eres un aburrido.
por qué será que uno siempre quiere consolar las depres yéndose de viaje, como si escapar de la realidad física espantara relamente las angustias del pensamiento
mera. hijo derrrr diabloooo!!!! tengo aquí una botellita de Brugal añejo. ¿nos la vamos a beber ese día nefasto de tu cumpleaños? llama, centella, y nos vamos de rant con el material y la cámara.
nicole cecilia delgado... una filósofa puertorriqueña.
Si tan vez y tan sólo me hubieses hecho caso, tal vez vez tu vida no sería tan aburrida.
Yo traté, sé que traté...
Creo que deberias aplicar para algo como de Amazing Race. Que cae de palo!!!
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