RUBEN BLADES VERSUS CALLE 13
El buen amigo Chuma me ha envíado por e-mail su reacción a la analogía que hice entre Rubén Blades y Calle 13. Chuma es, a sus veintitantos, una joven autoridad en el tema de la salsa, reconocido como tal por el Buho Loco y otros iconos de la cultura salsera. Es producto de una familia cialeña cuya afición por la salsa raya en lo patológico. Dentro de esta salsomanía, ninguna figura merece mayor pleitesía que la de Rubén Blades. Me ha autorizado a publicar su mensaje.
“Aunque sé que te veré pronto, tengo que reaccionar. Acabo de leer tu cuestión de las analogías en el blog, chévere. Pero calle 13!!!!!!!!!! Mano ese tipo es un mamao bien producido, o bien construido... es un jodío embuste... Sí, influye en mi reacción la comparación con Ruben, pero es más que eso... El tipo es un mamao. Flow?... Letra?... Me perece que es algo demasiao pretencioso y que ha cojío de pendejo a to el mundo (te incluyo)... dejo espacio a la duda de que sea realmente un tripeo de él, pero no le creo... es que aquí a cualquier pendejo se lo maman rápido (no hablo necesariamente de ti, tu criterio a veces me sorprende) y creo que lo peor que ha hecho, de lo que he escuchado, es la mierda de Querido FBI...eso no se coló na'... eso llegó a la estación porque una muchacha lo trajo y dijo que era de parte de él... además hay que tener cojones pa’ ser de Encantada y llamar a la gente de los caceríos y barrios a levantarse a a pelear...cabrón!... (complejo de clases, verdad?)...”
Procedo a defender mi argumento. Lo primero que tengo que decir es que mis analogías no están basadas en eso que se puede llamar talento, sino en lo que yo llamaría valor cultural, es decir, lo que cada uno de esos artistas representa dentro de su género y entorno. Cuando digo que Rubén y el Residente son análogos estoy pensando, por ejemplo, en que 1) ambos son blanquitos interpretando música de negros pobres, 2) ambos se distinguen por tener una consciencia política relativamente superior a la de sus pares, 3) ambos tiene un nivel de educación superior a la de sus pares (Rubén estudió leyes; el Residente hizo una maestría –dizque en ética- en España), y 4) ambos manejan una imagen que es eminentemente clase mediera. Algunos hablan de Calle 13 como el Eminem boricua, pero esa analogía se cae por las razones que esboza Chuma. Eminen es white trash; Calle 13 podría ser niño símbolo del independentismo montesori.
Cuando hace unos años decía que en el reggaetón había espacio para una figura equivalente a Rubén Blade, estaba diciendo que había espacio para una figura blanca y de clase media, que apelará a un público similar. No me extrañaría que el reggaetonero purista aborrezca a Calle 13, así como los hip-hoperos locales aborrecen a Don Omar. Y no es para menos: ¿Qué reggaetonero que se respete se va a sentir atraído por sus pistas vestidas con frases de clarinete y samples sacados del soundtrack de Amelie? ¿O por sus referencias a Coldplay o Green Day? Todo eso apela a ooootro público, en su mayoría, niñas de clase media para arriba, que de seguro ya piensan que el Residente es casi tan lindo como Brad Pitt.
Pero volvamos al asunto del sonido. Las pistas de Calle 13 tienen un buen sentido musical, pero se sienten un poco mongas y hasta aguás, sobretodo al lado de la rabia perruna que tienen las de Luny Tunes y Noriega. Estos últimos producen música para sandunguear, no para ambientar fiestas de blanquitos, mafuteros y/o independentistas. En ese sentido, Calle 13 me da el mismo feeling que en una época me dio Oscar Hernández y su Son del Solar, cuya sección de vientos consistía de un teclado MIDI y un aparato por el cual soplar. La sonoridad de Son del Solar estaba más cerca de un hombre orquesta que la del masacote fania.
Por último, diré algo sobre las letras. No sé cuán sinceras o insinceras son las letras de Calle 13. That is not for me to judge. No obstante, algo me dice que él se cree lo que canta, y no me extrañaría que él vea su arte como una forma de iluminar a las masas. Sé que Chuma nunca me va a perdonar lo que voy a decir, pero, para mí, una canción como “Querido FBI”, de Calle 13, tiene la misma carga política de una canción como el Tiburón, de Blades. Cuando el Residente manda pal carajo a Puff Daddy en “Pi-di-di-di”, está diciendo algo muy parecido a aquella línea de los modelos importados que no son la solución. Si Calle 13 (o cualquier reggaetonero) no canta parábolas urbanas como las que cantaba Rubén Blades es porque a ninguno de ellos se les ha ocurrido. Lo que está de moda es el sarcasmo y el pastiche posmoderno de imágenes y referencias a todo tipo de cosa, desde Pelé a Tony Hawk (ver Tego). Rubén Blades era mucho mas “righteous” y reinvindicativo (de ahí que sea el salsero favorito de los independentistas). Pero eso no quiere decir que, en cualquier momento, los reggaetoneros no puedan salir con algo equivalente a lo que fue Pedro Navaja. De hecho, el “Loiza” de Tego le debe mucho al “Plantación adentro” de Tite en voz de Rubén. Pero bueno, si yo fuera productor de reggaetón (y aquí voy a regalar una idea), yo pondría mi dinero en una ópera-reggaetón, algo parecido a lo que fue Hommy y a lo que ha sido la urban soap opera “Trapped in the Closet”, de R. Kelly. Pero eso requiere un nivel de cultura y talento que no tiene Héctor The Father, pero quizás sí tiene un Tego, un Eddie D, un Gallego, o, for that matter, un Calle 13.
20 Comentarios:
Point taken. No sabía lo de de la conferencia, pero no me sorprende. Habría que reescribir a Shakespeare para decir que "hell hath no fury like an independentista scorned".
diablo que viaje
Zaoco, qué te puedo decir. Cuando en Comparada se enteraron de que no haría un doctorado en Cultural Studies, de seguro pensaron que estaba cometiendo un grave error.
Me deslío del abrazo del mangle para ponerle unas letras a partir de su uso de lo analógico y del enfrentamiento (falso a mi entender y por razones, dobles, de valor y de talento) entre Blades y Calle 13.
Quiero sumarme a la reserva de algunos de sus lectores ante la efectividad de su lista de analogías. Si bien la analogía es una categoría-puente para establecer relaciones, su peligro reside en la inevitable simpleza que crea y que tanto le gusta a los pensamientos de la mismidá, de lo mismo, de lo que se repite sin disonancias o fugas. Hernán Cortés las produjo sin cesar mientras avanzaba hacia Tenochtitlán.
No habla de talento sino de valor cultural pero termina produciéndose a sí mismo como tasador cultural. Creo que usted presupone ambas cosas: el talento y el valor cultural, que los imagina transparentes o por lo menos separables en lo que respecta al uso y consumo en el tiempo histórico de algún género musical. Reduce dos cosas: 1) el valor cultural de un producto cultural a eso que los “artistas representan dentro de su género y entorno” y 2) parece que es indiscutible además "eso" que los artistas “representan” en su género y entorno. Otra vez el asunto de los géneros musicales es el asunto de las intérpretes, de las etnias o de los grupitos o sectas que los apoyan y no de las lógicas de sentido de sus objetos. Aquél es blanco, ese otro es negro, este es lumpen, el otro es pequeñoburgués. Lo decía el feo de Sartre: “Paul Valéry es un pequeño burgués, pero los pequeñoburgueses no escriben como Paul Valéry.” ¿Cómo se puede hablar del valor cultural de una canción sin leerla o escucharla, o quedarse en la clasificación moral o clasista de su autor o de su recepción? ¿Por qué hay que “tener cultura” y de cuál cultura estamos hablando? Parece que usted ha naturalizado una concepción sociológica, bastante predecible y un tanto mecánica, para calibrar el valor cultural de Blades y de Calle 13.
Da por evidentes demasiadas cosas relacionadas a eso que usted llama “carga política”, “conciencia política”, “righteous” “reinvindicativo”. Las razones por las cuales Rubén es el salsero del independentismo y de cierta izquierdita latinoamericana tiene que ver con ese mantra ideológico que repite sin cesar que su obra es poética o políticamente más consciente que las otras. ¿Consciente de qué? ¿Qué es eso y quién lo define? ¿Ha escuchado “Mi música”, escrita por Tite Curet Alonso en la voz de Maelo?
Habría que manejar una concepción política un poco más sofisticada para que categorías como “flow”, “sabor”, “masacote” o “letra” pudiesen escucharse como categorías políticas de otro modo. Hay lugares acústicos donde la política del género no la escribe la consigna martiana o las batallitas polares de los Festivales. El valor cultural de un género musical no reside exclusivamene en la incorporación de oootro público que una vez se sabe “reflejado” en el género, o “lo entiende” o lo puede traducir a sus rituales de socialidad ecuménica entonces lo compra. Usted privilegia, sin querer queriendo, concepciones letradas, calificaciones institucionales duras para valorar las “cargas” de lo cultural. Creo sentir sus puyitas al blanquitismo clasemediero neonacionalista pero no le hace una sola pregunta crítica ni al consagrado ni al aspirante y se coloca en “las afueras” del mambo que levanta su analogía para desde ahí demostrar la irremediable equivalencia de las partes.
La experimentación y el talento innegable para la crónica urbana o la cita de Blades no pueden convertirse en el modelo de un afuera salsero que “amplió” el campo de valores del género una vez fue incorporado a su “adentro”. A lo mejor, como decía un perverso con talento y mucha cultura, el hedonista es el que dice la verdad y cuando “Pedro Navaja” arrasaba, Marvin Santiago la sacaba del parque. Tal vez la política, la cita, la experimentación con otros materiales de otros salseros y de los reggaetoneros maneje una concepción distinta de la “cultura” o “la política” o quizás sea la misma, pero una vez se privilegia una cosa, la sordera está a la vuelta de la esquina. “Llamar a la gente de los caceríos y barrios a levantarse a pelear” es, en muchas ocasiones, un gesto político histriónico y ascético que poco tiene que ver con otras políticas nada idealizables del género. A lo mejor la relación con “los modelos extranjeros” en el propio Blades es más intensa y productiva y las consignas bolivarianas se encargan de ocultarlas.
La rapidez para las generalidades de clase social de su texto también son dudosas pues nos suponen que esta cultura del goce, la escucha y la bayoya si quiere “ser política o urbana” tiene que hablar la lengua de las representatividades, de las identidades pedagógicas preocupadas por demostrar algún deber de la conciencia para salir de su ghetto sandunguero. No es que no se les ocurra lo que se ocurrió a Blades o Harlow, a lo mejor en este momento no es "eso" lo que quieren representar. La masa coral y maquinal de la orquesta no es idéntica al fronteo del MC. Sin duda, el sonero improvisador y la habilidad en la tiraera del rapero son cónsonos pero son temporalidades acústicas distintas. De igual modo, hay una vieja tradición de sarcasmo y pastiche en la salsa. Al final, usted regresa a los niveles de cultura y talento de los artistas. Yo creo en lo mismo pero ni la una ni el otro me parecen ganancias o valores absolutos.
Estimada babel del mangle, me conmueve el que se haya tomado el tiempo de responder a mis planteamientos. Sus planteamientos me han parecido un poco densos; procuraré releerlos con calma, pues me parece una discusión muy interesante. Ahora bien, sí me gustaría hacer unos comentarios sobre lo que se podría decir que es mi locus de la enunciación. Aunque mi forma de analizar el fenómeno cultural delata innegables deformaciones académicas, tengo que decir que más me preocupa actualmente descifrar los códigos del mercado. En ese sentido, mi análisis aspira a estar más cerca de un estudio de mercado a un ensayo de Simon Frith o, dios me libre, de Chuco Quintero. Mi lectura del fenómeno cultural es superficial y caprichosa, algo que también podríamos decir del consumo de productos culturales. Si he optado por este tipo de acercamiento es porque mi relación con el fenómeno cultural es la de alguien que aspira a producirlo (y, por qué negarlo, explotarlo comercialmente) y no a interpretarlo (que podríamos decir que también es una forma de explotación, esta vez de tipo intelectual). En ese sentido, eso que llamamos “industria” agradecería la existencia de documentos que, desde una óptica como la suya, ayuden a entender, por ejemplo, por qué un cantante gusta o vende más que otro. Lamentablemente, gran parte de los estudios que se han hecho sobre la cultura popular no tocan estos aspectos, concentrándose en aspectos más abstractos y simbólicos. No estoy menospreciando su campo del saber. Usted tiene razón: las analogías son tontas y superficiales; son generalizaciones burdas de muy poca profundidad intelectual. Pero espero que me conceda lo siguiente: tienen el poder de animar una conversación aburrida durante una fiesta.
Aclarados su locus de enunciación y su conmoción. Ahora entiendo mucho mejor lo que quería decir con aquello de “el valor cultural” como “eso que los artistas representan dentro de su género y entorno”. Es el mercado, el mercado en la primera persona plural lo “llamamos” industria. La última palabra la tiene el mercado. ¡Nunca lo vi venir! No le escondo que me sorprende cierto desfase ético entre aquel lenguaje que mentaba blanquitos, negros pobres y concepciones clasemedieras con esta ecuanimidad dócil ante las Verdades del mercado y sus “popularizaciones”. Hay un libro que le recomiendo: Cinismos de Michel Onfray, pero no sé si ha vendido mucho y en ocasiones es denso. Comprendo mejor también por qué se ha pronunciado, de cierto modo, contra “lo intelectual” que confunde con lo académico o lo interpretativo, a favor de eso que refulge en la “producción masiva”.
Con la industria de los objetos culturales que usted menciona no tengo una relación reflexiva sostenida como tampoco una celebratoria o de demonización. No quiero dañarle la salida a ver King Kong pero intuyo que “Beauty killed the Beast”. ¿Quiere de verdad la “industria” entender mejor eso de las ventas? ¿No lo sabe ya? ¿No será que anhela controlar hasta el azar o lo imprevisto, avizorar el capricho, no correrse riesgos? ¿Una suerte de gula chic? ¿De qué usted me habla o es que se me está haciendo? ¿Recuerda el casito lo más aquel de Milli Vanilli? Nada deseo ni tengo para ofrecerle a la “industria”. Además no le interesa ni a ella ni a mi. ¿Me está ofreciendo una consultoría? No lo creo, pues me parece haber leído aquí algo sobre su entrada al periodismo free-lance. ¿Malas mañas de la industria? Merecimientos o simpatías no es lo que busco en estos intercambios. Nada abstracto hay en las pasiones.
Usted debería saber, mejor que yo, que hay explotaciones y explotaciones, digo, después de leer al viejito Marx. Nadie es inocente, sin duda. Y el problema no es si unas son buenas y otras son malas. Pero no todos producimos para adquirir notoriedad. No digo que usted lo haga. Y no es lo mismo leer un poemita de Virgilio que reflexionar sobre los códigos instalados en los especiales del Banco Popular con los ojos en blanco ante Richard Carrión. Morderle la babilla a una letra de Tite Curet y publicar un ensayito en una revista oscura no es lo mismo que fruncir el ceño ante el mediocrizante corporativismo de la “industria cultural” boricua y pensar en sus “inscripciones”, cuando en verdad lo que ando buscando es cómo colocar mi mercancía. No menosprecio su campo del saber. Pero los tiradores pueden más francos.
Tampoco creo que la infelicidad mercantil de un producto sea un signo automático de su incomprendida superioridad. Me parece que habría que decidir qué autoridad o credibilidad le vamos a dar a las leyes implacables del mercado al momento de considerar los productos culturales que allí circulan con éxito. Usted, sin duda, ya optó. Por ejemplo, el libro más vendido sobre la salsa en Puerto Rico retrata perfectamente qué tipo de relación hegemoniza la lectura sobre el género: biográfica, adjetival, anecdótica, en suma, escolar. Ya vendrán los de reggaetón. Yo apostaría por uno bien kinky. A veces lo que se vende mucho representa mejor a su consumidor y su temporalidad que al talento de su productor. Pienso en los diseñadores de anzuelos. Sobre el tema por qué unos venden más que otros le confieso que el asunto no me atrae en lo absoluto. Pero tampoco creo que es un enigma hermenéutico, ni de mercadeo imaginar por qué Silverio Pérez vende más libros que Luis Rafael Sánchez, o Isabel Allende más que Urayoán Noel. En el caso de las canciones se suman otros factores. Pero por otro lado, una cosa son los factores y otra los criterios. ¿Qué le puedo decir? Para la megaindustria gobal del escape narcótico el crack es mejor que el brocoli. Yo, sin embargo, prefiero otras cositas. A mi me interesan las que se conectan con ciertas redes o contextos, con ciertas resonancias, que se corren verdaderos riesgos y no negocian su complejidad, más que aquéllas que cosechan las labores de un marketing efectivo (incluido el escándalo), o depredan de las aduanas del sentido común disfrazado de servicio al país o agenda cultural. Comprendo que hay que buscárselas en medio del aburrimiento pero nada le he concedido yo a usted que no se lo hubiesen otorgado ya sus propias letras. A ver si conversamos en algún momento pero no en esa fiesta.
Estimada babel del mangle, lo que son las coincidencias, Hoy mismo quise escuchar los grandes éxitos de Milli Vanilli. Pero bueno, sigo sin entender más de la mitad de lo que escribe, pero debo decir que estoy convencido de usted es todo un escritor, tal y como lo define el personaje de una novela que leí ayer: “Un escritor es un tipo que se plantea problemas complejísimos y que, en vez de resolverlos o tratar de resolverlos, como haría cualquier persona sensata, los vuelve más complejos todavía. Es decir: es un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve.” Esto es un cumplido, por si las moscas. Ahora bien, me tomo el atrevimiento de preguntarle (a usted y cualquiera que quiera responder) una serie de trivialidades:
1. ¿Qué 5 discos se llevaría a una isla desierta?
2. ¿Qué 5 libros?
3. ¿Qué 5 películas?
me atrevo a intervenir en esta sesuda conversación entre plop y un profesor que se aburre en el invierno porque no puedo dejar de contestar esas preguntas triviales de los cinco cinco cinco.
yo me llevaría el disco the good, the bad and the ugly en el que lavoe, colon y blades (en un cameo) participan, también uno de yoyoma para dormir a pesar de los mosquitos...can, un grupo alemán de los 70´s...van tres...bueno...hay electricidad en esa isla desierta?...pensemos que sí...errrr...llegó la banda, botando salsa...una antología de bob dylan...llevo cuatro...el cd navideño de papá candito. ya.
libros...el ingenioso hidalgo, claro, es gorísimo y mata el tiempo y sirve para matar animales y comérselos usando dos o tres capítulos de papel combustible y sobra. ehhhh, tres tristes tigres de cabrera infante porque es gracioso...la biblia, por lo mismo que el quijote....llevo tres...una antología de Hans magnus Enzenberger...y la razón cínica de sloterdijk, digo..uno es cínico siempre...aun estando solo.
películas, que me perdonen, estoy solo en una isla...cinco películas protagonizadas por brittney skye, mi actriz porno favorita.
perdonen que entre en conversaciones ajenas pero me gustan esas preguntas bobas. a mí que me registren con relación a residente, blades y et al. lo que me gusta son las coreografías de los videos. mi compañera, que por lo demás es una santa, menea sus tatuajes muy bien con ese ritmo. y baila salsa.
Te conozco bacalao aunque vengas disfrazao. Compañero, salude con el puñito.
Esto es un quitao pero la primera es dificilísima:
1. ¿Qué 5 discos se llevaría a una isla desierta? Voy a meter la mano en el hueco a lo loco:
Héctor Lavoe, Comedia; Cruz y Colón, Only They Could Have Made This Album; Sonora Ponceña, Musical Conquest; Marvin Santiago, Siempre enciende y para no olvidar los días de jueyita: Queen, Live Killers. (En la mochila están escondios Asalto Navideño 1 y 2)
2. ¿Qué 5 libros?
Altazor; Ferdydurke; Palés, Poesía completa; Virgilio Piñera, Poesía completa y El desprecio de las masas de Peter Sloterdijk paentendel la moronidad. "Déjala ahí. Yo llevo esa neverita: Obras de Walter Benjamin".
3. ¿Qué 5 películas?
Mullholand Drive; Vértigo; Mar adentro; Kill Bill 1 and 2 (Vienen en la misma caja) y The Village (mangle es). Sorry, pero debajo de la mezcla de sanguiches: Batman Begins.
Felicidades.
morituri, juego a abogado del diablo. cuanta calle tenía Blades cuando grabó por primera vez? qué importa si calle 13 "tiene calle"... vende discos y White Lion, su casa productora, lo sabe... cómo llegamos a Urayuan Noel?...ahh, Chumala es el mejor, sobre todo si se janguea junto a él y Sex Pistols
En el foro de pulsorock.com hay una discusión sobre "por qué Residente Calle 13 le gusta a los rockeros." Es surreal. Requiere registrarse pero el proceso toma tres minutos. Éste es el link.
Zaoco... te conozco bacalao... cuestionan la calle de Ruben, me parece que confunden lo que es un blanquito aquí y lo que es Ruben...o mejor lo que era, porque ahora, jum!...Morituri, lo mío viene...dile a Zaoco pa que vea... chekéense DE PANAMÁ A NUEVA YORK, y busquen en casa de quién se quedaba Ruben en NY en esos días en que grabó ese disco... oigan Hey Man, y luego comenten...
Chuma, yo se quién tú eres, incluso trabajé contigo (chequea www.bucutu.blogspot.com), y el excelente calibre de lo que tienes. No te me pongas macharrán, jajaja!
Morituri: yo no justificó a Calle 13 ni a nadie, mi pana, fue una provocación... A fin de cuentas me importa un bledo Calle 13 y concuerdo contigo en que no durará mucho. El otro día hablaba con dos amigos míos ligados a la filmación de vídeos "del género", como dicen los reggaetoneros, y esa fue la conclusión general.
?Cómo se le ocurre lo de Atrevete-te y Se vale-to-to en el mismo disco, el mismo truco mamalón de repetir la sílaba final. Pero por ahora todo el mundo disfruta de sus ocurrencias, pero flow no tiene, Tego, por ejemplo se lo lleva enrredao hasta gago...lo de que los roqueros están obsesos con él puede responder, me aventuro a conjeturar, a una sola cosa: prejuicio. Calle 13 es "blanco", es "inteligente", es whatever. Oye, pero para ser buen músico hay que tener calle o destreza musical, tampoco romanticemos el asunto callejero. Peace
cincocincocinco, no soy de blogs pero tocan por donde duele y no quiero hacer lo que debo...
cinco discos: markolino dimond y frankie dante, beethoven's V; Rolando Laserie, el guapachoso; Grupo folklorico y experimental nuevayrquino, lo dice todo; barreto, indestructible; Fernanda de Utera; cante grande. (en el bolsillo joy division unknown pleasures; Celeste Mendoza, celeste con sierra maestra y Miguel Vargas Jimenez aka Bambino, Soy lo prohibido)
cinco libros: a quienes se le ocurre llevarse la crtitica de la razon cinica o el deprecio de las masaa una isla?!! si hubiera que leer a sloterdijk over and over leeria el extranamiento del mundo pero no me parece apropiado. entonces, cinco...ok: pales, la antologia de onis; lezama les ama, enemigo rumor; adorno, minima moralia; catulo, poesia completa; pizarnik, la condesa sangrienta.
cinco pelis. out of the past, prefab people, asthenic syndrome, hukkle, secretary.
la musica no tiene clases sociales. si ruben o residente le cantan al barrio al caserio es porque lo sienten porque creen en ellos. ambas propuestas buscan enorgullecer al latino sobre sus raices. no puedo creer que le tiren a ambos por ser blancos, eso es que eres moralista, separatista, prejuiciao. residente es seguidor de ruben como ha dicho en muchas entrevistas y que tenga cosas de el es logico. no hay nada original, todo el mundo aprende de alguien y de ahi se desarrolla. tego tiene de maelo. voltio tiene de marvin santiago. vico tiene de lavoe. no hay que compararlos sino entenderlos. no se encierren y le tengan ganas por que es de clase media o de donde venga porque el cabron tuvo los cojones de tirarle al fbi, cojones que ningun artista popular a tenido. se arriesgo a perder su carrera, cuando estaba empezando pero lo hiso porque creyo en eso. ruben tiro tiburon con le mismo sentimiento, y la escribio en puerto rico y trata sobre puerto rico. un panameno tiene que defendernos porque los artistas de aqui cagan pelo. le tienen miedo a la jodienda de no pegar. y se quejan porque defienden una clase que no es la suya. alreves celebralo porque estan concientes de lo que pasa. no sean tan cerraos, y abran el casco. y pa decirte mas no hable sin saber. la maestria fue de animacion en computadoras, estaba pelao, pidiendo prestao, lo que dice que estaba comiendo arroz con kechup es cierto. y aprovecho el boom de regueton pa llevar un mensaje, y le funciono. tu nunca habias escucha a la gente de barrio, de caserio escuchando en las motoritas o hasta en la radio misma pidiendo una cancion que favorece la independecia d epuerto rico tan claramente. el cabron logro su cometido y hay que respetarlo. cuando tu te muevas pues entonce hablamos. cuando tu luches por tu causa. cuando tu le llegues a latinoamerica como lo hiso residente con querido fbi, es mas que ha sonao en espana pues entonces hablas con mas conocimiento. la mai de residente, estudio teatro, y tuvo que abandonarlo porque en puertorro no apoyan el buen teatro. el pai abogado laboral, del pueblo. tu un rasca huevo mal ubicao....
blades lleva mas de 30 años cantando de barrios y no ha vivido en uno, muy comodo en nueva york y ahora panamá ¿no? que s emude a un barrio latinoamericano y se mame los probelmas de los cuales e cree bandera. blades es un bluff.
Si una canción ayuda a las personas a denunciar abusos y a exigir respeto me da lo mismo si el/la cantante hizo o no una maestría, si es para vender o aparenta lo que no es. Prefiero que escuchen Crash de Calle 13 (favor escuchar)a que escuchen La Gasolina de Daddy Yankee...
Lo mismo ocurre con Rubén Blades, Juanes o Ismael Serrano. Si sus canciones pueden cambiar un poco a esta sociedad yo estoy feliz de su existencia sin importar quienes son...
2011 y Calle 13 sige vivo... la cancion Latinoamerica habla por si sola.
Cuantos comentarios, cuantas ideas, definitivamente unas pocas que solo defienden planteamientos personales, y que sin duda no todos compartiremos, pero el tema da para hablar mucho, primero que todo creo que hay que hacer a un lado la base del color o la etnia para arrancar a decir algo que se quiera expresar, si se empieza así entonces estamos hablando desde un punto de vista realmente racista, que son del barrio..., pues hay que ver si estaban sentados en el estudio de su apartamento en una avenida neoyorquina o en un anden de una esquina de una avenida en la que estaban un grupo de infantes llevando a cabo alguno de sus juegos, mientras escribían su canción, y eso les dirá mucho,
lo que no se le puede negar a ninguno de los dos es el hecho de hablar, por muchos de nosotros, ya que ellos tienen el poder de llegar a una gran cantidad de gente, y decir lo que muchos de nosotros queremos decir, con el riesgo de que lo que dicen, tocara sensibilidades y provocara todo tipo de reacciones,
indiscutible el hecho de que la fama cambia la gente, el dinero cambia la gente, y la suma de ambos pues imagínense, ruben blades tiene ambos, calle trece tiene un poco mas de uno que del otro, y eso no los hace malos, o si?
en fin, dejar en claro todos los aspectos que se presentan en esta discusión crea un acercamiento a la imposibilidad, y mas para una persona como yo, cuyo nivel de cultura y entendimiento están apenas cerca al de cualquier mortal,
de todas maneras es muy interesante, tener el gusto de, por lo menos leer las letras de personas como ustedes que tienen la capacidad de expresar cosas que permiten que entienda mucho de lo que yo no entendía,
me doy por bien servido,
gracias
att Wilson desde Cali, Colombia
No se la comparacion o analagia de la que habla. La perla es un buen tema, tanto musicalmente como de letra. Lo que veo, quizas un poco de forma inocente, es que Blades y los 13, ambos, estan devolviendo algo de lo que les dio la vida. Mal que mal, los dos tienen letras con una gran carga social. Y desde la posicion que ocupan los dos (lo comercial digo) pueden "decir" algo, bienvenido sea. Eso de ser "No Comercial" y hablar para una publico especializado es como los viejos comunistas que escribian libros que te mataban de aburrimiento y no se entendia un carajo basicamente (hasta que llegaron Galeano y Benedetti y demas claro). Se les nota a los dos la gran cultura que tienen (los 13 y Blades digo). Toques jazzeros en sus temas mas radicales siempre y despues la porqueria de reguetton, pero se los perdono por una cancion como Latinoamerica vale la pena...
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal