HOMENAJE A ESTEBAN TOLLINCHI
Me uno al inesperado brote de fervor intelectual que se ha producido a raíz de la muerte de Esteban Tollinchi, legendario profesor de literatura y filosofía de la UPR. Pero antes de hablar sobre cuál creo que es el gran legado de Tollinchi, quiero dejar claro lo siguiente: Cogí un semestre de literatura medieval con él y lo odié. Sus libretitas profusas con notas, más que deslumbrarme, me espantaban. Su hablar tartamudo me desesperaba. Su humor nunca me dio gracia. Así mismo, nunca fui a ninguna de sus fiestas, o sea que nunca lo vi bailando polca. Yo estaba en Literatura Comparada y me creí el cuento de los posmos. El academicismo de Tollinchi me parecía ridículo y hasta primitivo. Sin embargo, ahora que han pasado casi diez años desde que salí de ese cuido para adultos jóvenes que es la UPR, me doy cuenta de todas las lagunas que tengo, todas las lecturas que no hice por estar leyendo toda una lista de post-estupideces. Ahora que ya me saqué eso del sistema, puedo decir que el gran triunfo de Esteban Tollinchi radica en haberse mantenido firme, en haber formado estudiantes que hoy lo recuerdan cariñosamente por algo que a mí nunca me fomentaron en la Casa de Estudios: la erudición.
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