domingo, julio 30, 2006

ANITA EN EL VIEJO MUNDO 5

5ta entrega: Los domingos al sol (y luna)

El domingo fue un día de mucho caminar y desenredar. Andamos las dos sin saber muy bien a dónde íbamos, pero llegamos a donde queríamos llegar. Un parque hermoso, sacado de una película. Flores, caminitos, fuentes, todo. Allí conocimos a un grupo de muchachos vestidos de camiseta verde que cantaban cualquier cosa añadiéndole al final lo lo lo lo lo… Un poco de lluvia y un par de holas llevaron a que en el primer fin de semana consiguiéramos hachís, nada mal para un comienzo. En la noche, Clara y yo, que ya parecíamos guaretas, fuimos al tal juego de futbol, al que nos invitaron los de camiseta y banderas verdes. Se formó una pelea y tuvimos que orinar en la calle… otra vez. Nada mejor que lo que sale del cuerpo para hermanar a la gente.

martes, julio 25, 2006

PAJA BENEFICA

Por La Insula Hirsuta (Europpean Bureau)

Pidiendo pon pa’ una causa. Ése bien podría ser el lema del primer Masturbatón (Masturbate-A-Thon, en inglés) europeo, el cual tendrá lugar el próximo sábado, 5 de agosto, en la ciudad de Londres. Los participantes le piden a amigos y familiares que aporten cierta cantidad de dinero por cada minuto que pasen masturbándose durante el evento, o simplemente por haber tenido la babilla de aparecerse y participar.

El Masturbatón busca ser una herramienta de educación pública dirigida a promover el autoplacer como una forma de sexo seguro y contrarrestar la vergüenza y los tabúes que todavía existen en torno a una actividad sexual tan común, natural y segura.

El evento tendrá lugar en las facilidades londinenses de Drop Studios, las cuales serán trasformadas en un ambiente seguro, cómodo y acogedor para los participantes, con luces tenues, mobiliario suave, música relajante y áreas para todos los gustos, desde cubículos individuales a espacios para un sólo sexo y un área mixta para los más aventureros.

El Masturbatón es una iniciativa de dos sexólogos estadounidenses, un proyecto que durante los últimos seis años ha recaudado en EE.UU. sobre $25,000 para proyectos de educación y salud sexual, así como prevención de HIV. Los recaudos del evento en Londres –que está auspiciado por ID Lubricants, la marca líder de lubricantes en el Reino Unido- servirá para recaudar fondos para Marie Stopes International, una organización global dedicada a la salud sexual y reproductiva.

Links:
Masturbate-A-Thon
Center for Sex and Culture (organizadores en EE.UU.)
Marie Stopes International (organización benéfica)

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Me encantaría oir el conspiracy theory... –Bohemia6

Te confieso, mi querida Bohemia6, que no había escuchado de ninguna teoría de conspiración en torno a la victoria de Miss Puerto Rico en el certamen de Miss Universo. Tu comentario, sin embargo, me hizo averiguar. Me dicen mis fuentes que para entender por qué Puerto Rico siempre llega tan lejos en este certamen basta con investigar la inversión publicitaria que hace la Compañía de Turismo en dicho certamen. Me hablan de que –y de esto hace ya unos años- ronda los $15 millones, lo cual, según mis cálculos, es aproximadamente $14,999,999 más de lo que invierte Japón.

ANITA EN EL VIEJO MUNDO 4

4ta entrega: El cuerpo de Cristo

Ese sábado salí con Clara. Habíamos hablado y como amigas de toda la vida nos enseñamos collares y ropa que quisiéramos compartir. Fuimos a la plaza. Eran las fiestas del Corpus Cristi. Sin saberlo estaba yo en la semana más importante para Toledo. Era como una fiesta patronal. Había una barra gigantesca en la plaza y una tarima en la que seis muchachas bailarinas no profesionales se contoneaban con pasos simples que un grupo de niños imitaba frente a ellas. En el centro, el rey, un hombre sacado directamente de los años ochenta, pantalón pegado y mulet coreaba desafinado lo que el público repetía. Era la música del programa Qué suerte. Nada más con el testigo.

Caminamos un rato, las calles estaban llenas y de los balcones colgaban flores y un paño blanco gigantesco daba techo a las calles. De todas las casas colgaban banderas e insignias de la ciudad. Por fin hubo algo de color. Toledo es una ciudad laberinto, por supuesto que nos perdimos, pero llegamos a unos columpios encantadores donde Clarilla y yo acabamos de contar un poco de quienes éramos nada más que para saber que estamos aquí por las mismas razones. Saber un poco quienes somos y bautizar nuestra recién adquirida amistad orinando en la calle sin vergüenza ninguna. Mi abuela es española, dice. Mi apellido es Toro, digo. Quiero aprender mejor el español, añade. A mi me apasionan las eñes, completo. Necesitaba huir, ver otra cosa, decimos a la vez.

sábado, julio 22, 2006

MISS JAPON


Por fin, una buena razón para ver el concurso de Miss Universo.

jueves, julio 20, 2006

ANITA EN EL VIEJO MUNDO 3

3ra entrega: Clara

Un baño era justo y necesario, era mi deber y salvación. Limpia y fresca cual anuncio de sabe usted qué, salí de la habitación. Así es el acomodo: una puerta abre a un pequeño pasillito con tres puertas. La del centro conduce al baño y las otras dos son dos habitaciones diferentes. Sospechaba que alguien dormía o habitaba tras la puerta de al lado pero la curiosidad no me alcanzó lo suficiente y salí sin tocar. Bajando la escalera del piso, oí una voz salir de la puerta del 19. Era Clara. Una muchacha delgada y alta. Tan blanca que su piel opaca el verde de sus ojos. Me saludó con un abrazo. Nos reconocimos y la marca era el cabello. Teníamos exactamente el mismo tipo de pelo, del mismo color y compartíamos la manía de secarnos la pollina con blower. Salí de todos modos. Tenía hambre. A mí regreso nos haríamos amigas.

NÚMEROS DE SERIE


Evaristo, del pornoblog Sorpréndeme.net, públicó recientemente un sarcástico post sobre la crisis en el Oriente Medio. Gracias a dicho post, he descubierto el interesante trabajo de la fotógrafa estadounidense-israelí Rachel Papo, en particular su serie titulada «Serial No. 3817131», en la que documenta la experiencia de las mujeres soldado en Israel durante su servicio militar obligatorio.

martes, julio 18, 2006

ANITA EN EL VIEJO MUNDO 2

2da entrega: La niñita de Atocha

Salí con la cara de aturdido que uno tiene cuando sale del cine, como en Babia. Y no reconocí a nadie, muchos letreritos y nada de Samantha, mi amiga de acá, que estudia en Madrid hace unos seis meses. Caminé un poco y Samantha a la vista. Abrazo y grito chillón. Todo el mundo mira. Luego al taxi. Hombre malhumorado. Agarra la maleta que pesaba un quintal con una cara de estreñimiento espantosa. Sam da las instrucciones y andando pues. Las calles de Madrid por las que me tocó pasar me parecieron amplias, cómodas y de colores tímidos. Pero, bah, poco se puede ver cuando se anda mirando todo con ojos de pescado muerto. El que mucho abarca poco aprieta, así que de pronto no ví casi nada. Sam, me llevó a la estación del tren donde ocurrieron los bombazos. Entre cargar la maletota, la laptop, la mochila y la cabeza virada… No acabé de registrar que estaba allí, en Atocha Renfe. Lo más lejos de casa que he estado en mi vida. Mi comiquísima amiga Samantha me había pedido uno que otro dulce típico y decidí darle tal misión a papá. Claro que el Monchín, compró $16.00 en dulces típicos, así que imagínate el dulcero en la maleta. Nada, que le entregué todo a Sam y me fui solita con todo y reguero de cosas a buscar el tren. ¡Ah! Hice mi primera compra en euros, un boleto a Toledo. Para ese momento el euro me parecía hermoso, es como jugar monopolio en serio, que chévere, la la la, tonta yo. Esperé unos minutos y llamaron. Gracias a mi cara de perdida, un hombre me explicó que andaba en el lado contrario, y me monté en el tren correcto. Suerte, pues. Por más que traté de mantenerme despierta para seguir mirando las calles vírgenes de letreros, no pude. Eduardo seguía causando estragos en mi viaje, pues su tarareo y pestilencia no me dejaron dormir, y acabé hecha una leña en el tren. Fue de lo más emocionante, parecía uno de esos trenes que ve uno en las películas, en los que la muchacha se va en el tren y el muchacho se queda corriendo porque llegó tarde a buscarla. A mi nadie me esperaba en el tren. El que me espera está en casa. Donde él esté es casa. Bueno, pero paro, antes de entrar en el M.M. (melancólica mode). La cosa es que llegué a Toledo en 35 minutos exactos. Allí me bajé con el maletón y los tereques y me agarré el primer taxi. Con la extraña suerte de que lo conducía una muchacha joven y flaquita, razón por la cual, entre las dos, nos tuvimos que echar encima el consabido equipaje. Claro que lo que he denominado la maldición eduardina no acabó ahí. Así que, por supuesto, para la calle que iba no había paso, así que la chica me dejó sola con maletotas en un desconocido lugar y me dijo: “sigue por ahí y llegas, ya verás”. Eso de las direcciones chuecas está en todas partes. Con tan excelente dirección, me sentí tan perdida como niña en escuela nueva. Ahora la que tenía cara de estreñimiento era yo. Nada, que caminé con el reperpero de cosas por unas calles de piedra, tan cómodas como tacones altos en la playa. Caminé y caminé hasta que conseguí preguntarle a par de personas que –con cara de pobre de ésta- me indicaron el camino. Samantha tenía razón; jamás imaginé que al final de un callejón estrechito estaría la que será mi casa en este mes. Un caballero que salió de la nada me ayudó por las escaleras hasta que por fin llegué a esa puerta de madera. Me dieron mi cuarto, el 19 A y llegué, al fin… Dejé todo y salí como loca a caminar. El aire estaba fresco, parecía aire acondicionado. Casi nada era de plástico.

lunes, julio 17, 2006

ANITA EN EL VIEJO MUNDO 1

Nota del editor: Tengo una sobrina de 22 años que se llama Ana. Desde hace unas semanas, Anita -como la conocemos en la familia- se encuentra en España, específicamente en Toledo, donde cursa estudios de verano. A su tierna edad, la niña ya es toda una periodista. Anita tiene también la peculiaridad de ser una mujer de mundo, ello a pesar de que nunca ha viajado más allá de las Antillas menores. Hasta la fecha de su reciente embarque hacia la Madre Patria, la chica, que se crió en Aibonito, no se había montando en un avión que, usando sus palabras, “tuviese más asientos que una guagua escolar”. Es por todas estas razones que la invité a que escribiera una crónica por entregas de su viaje para La Insula Hirsuta. De más está decir que la sobrina aceptó. Hoy me llegaron finalmente sus primeras entregas, las cuales estaré publicando a partir de hoy y en los días subsiguientes aquí en La Insula. Estoy seguro de que mis lectores disfrutarán los cuentos de «Anita en el Viejo Mundo». Atentamente, el tío Plop, orgulloso de su querida sobrina.

1ra entrega: El avión

El cuadro era el siguiente: traje largo, collar de madera y flores, plataformas hippiolas, mochila de cuero y pesado bulto de laptop. Sola, entré por primera vez a un avión que tuviese más asientos que una guagua escolar. –Son ocho horas, ¿al lado de quién me tocará sentarme? No, no es posible… Fila 12 asiento A.

Me tocó la ventana, claro, pero lo que no sabía es que tendría que quedarme durante todo el viaje con el cachete pegado a la ventana porque, si no, el incómodo roce con la panza de Eduardo sería contundente. Y cuando hablo de panza me refiero a una superficie de impresionante redondez y evidente solidez. Pero nada de eso me perturbó más -durante esas ocho horas- que ese olor a camisa sudada y a ausencia de desodorante que tuve que respirar, pegada de la ventana.

Es que así era el tal Eduardo, maloliente, panzón y hablador… Claro, que aún no hablo de la impresionante melena que asomaba por sus orejas. Estaban ahí y hasta de reojo las veía. El don tenía 59 años, hablaba lo suficientemente alto como para que yo pudiera sentir las miradas compasivas de quienes me observaban con cara de “se lo ganó la pobre”, y andaba con ganas de filosofar sobre la vida, la verdad y la razón. Que si lo mejor que hay es viajar, que si es mejor vivir en ciudades con pocos carros, que es cara la vida, que vas para Toledo, qué suerte yo soy de allí, de seguro nos vemos… Mal rayo parta, para colmo es ciudadano de mi destino.

La jibarez no andaba sólo en las telas y las flores. La verdad no paraba de mirar las nubes y seguía sin entender cómo centella íbamos por arriba de ellas. En Iberia los cubiertos no son de plástico y allá me puse a pensar en la pobre gente fregando. Por poco entro en pánico cuando me preguntaron pollo o pasta. Pensé que era un mito urbano.

Chévere fue ver las estrellas al lado y no arriba, ver la tierra desde lo alto hecha cuadritos de colores, el atardecer, el amanecer y las nubes, siempre las nubes gorditas hechas piso. El baño muy cómico, como chupa la madre esa. El café, bueno era algo así como agua con color y el aterrizaje contrario a todas las advertencias fue como poner una zapatilla de ballet en el piso, casi ni me enteré.

Luego el paseíto y la llegada… Tan grande el bendito aeropuerto que tardé media hora en llegar de un lado a otro, claro, tomando tren y toda la cosa. No me perdí, Eduardo andaba velándome y seguí las camisetas amarillas de un grupo religioso de boricuas que hacían escala hacia tierra santa. Cabe destacar que más de un rosario me chupé como soundtrack de la película de Eduardo. Andaba bendito el avión. Curioso, avión que embarqué –como me dijeron-, no que fuera un barco.

jueves, julio 06, 2006

REY MULATO: A BIOGRAPHY

La historia de Marcus Jones es insólita por demás. Sin querer queriendo, formó parte del movimiento «Back to Africa» de los setenta. Fue «roadie» de la Fania All-Stars, trabajo que lo llevó a Zaire en 1974. Marcus todavía no se explica por qué decidió quedarse a vivir en Kinshasa. Allí vivió hasta septiembre de 1991 cuando el control del país se le fue momentáneamente de las manos a Mobutu y los ejércitos belga y francés evacuaron a 20,000 extranjeros de Zaire.

Uno de ellos fue Marcus, quien de esa manera llegó a París, lugar donde vive hasta el día de hoy. Los parisinos lo conocen como Rey Mulato, su nombre artístico. Se presenta junto a su orquesta de afrolatin jazz todos los lunes a las 10:00 p.m. en el legendario club New Morning, en el 10eme de París. Ahí fue donde lo escuché tocar por primera vez hace varios años. Una amiga senegalesa que tenemos en común me lo presentó. Nos fuimos con Marcus del New Morning a un antro en el barrio de Barbés. Recuerdo haber llegado al hotel a las ocho de la mañana. Esto fue en 1998. Yo tenía 25 y Marcus 54. La diferencia de edad no impidió que nos hiciéramos amigos. Recuerdo que hasta le diseñé una carátula para un disco que quería sacar.

Siempre he querido escribir la historia de Marcus. Por alguna extraña razón decidí empezar a hacerlo hoy y por este medio. Creo que lo mejor es que empiece esta biografía por entregas, hablando de sus padres, cuyas historias son bastante pintorescas de por sí.

Thelonious Jones, el padre de Marcus, nació en Kingston en 1921 y a los siete años emigró con su familia a Londres, donde en 1935, con apenas 14 años conoció al prócer jamaiquino Marcus Garvey, figura que sería como un padre para el joven Thelonious. Tras la muerte de Garvey en 1940, Thelonious Jones emigró de Londres a Nueva York, donde, en 1943, conoció a una puertorriqueña que un año después sería la madre de su hijo, al cual le pondría por nombre Marcus, en honor, por supuesto, a Marcus Garvey.

Su nombre era Victoria Reyes. Nació en Ponce en 1926. Para esa época, su padre, un barbero que fue amigo de juventud de Albizu Campos, era líder del Partido Nacionalista en la Perla del Sur. Tras la masacre de Ponce, don Virgilio Reyes se fue con su esposa e hija de once años a Nueva York.

Victoria tenía 17 años cuando conoció a Thelonious durante una reunión en la sede niuyorquina del Partido Nacionalista. El jamaiquino estaba allí con la intención de promover una alianza entre los nacionalistas boricuas y los nacionalistas negros de lo que quedaba de la Universal Negro Improvement Association (organización fundada en 1914 por Marcus Garvey).

La única alianza que empezó a forjarse esa noche fue la de Thelonious y Victoria, a quien le impresionó el poder de oratoria de quien dicen que era todo un galán. Victoria no pudo evitar ver en Thelonious una suerte de Albizu jamaiquino, con todo lo que eso podía significar para la hija de 17 años de un nacionalista.

Don Virgilio Reyes se opuso a que su hija tuviera un pretendiente jamaiquino. Pero Thelonious no tardó en convencer al padre del amor que sentía por su hija. A los seis meses de haberse conocido, Thelonious y Victoria se casaron. Dos meses más tarde anunciaron que Victoria estaba embarazada. Fue así cómo el 30 de octubre de 1944, en un hospital del Bronx, nació Marcus Jones Reyes.

DE MODA LOS ANILLOS

Carmita Laboy parece ser una sexóloga conocida en Puerto Rico. En su website dice que es colaboradora del programa de televisión Anda pal cará y dos programas de radio. Me enteré de su existencia hace unos minutos mientras merodeaba por endi.com. Me percaté de que uno de los artículos más comentados del día de hoy es uno que se llama «El intocable punto G masculino», escrito por –guess who?- Carmita Laboy.

El punto G masculino no es otra cosa que la próstata, la cual al ser estimulada le produce un orgasmo al hombre. Esto es algo de lo que no se suele hablar –a nivel público- por la sencilla razón de que estimular dicha glándula requiere meter «algo» –lo obvio sería un dedo... o dos- por el culo del hombre. Y eso es un tema tabú en un país como éste en el que devenir placer sexual a través del ano es considerado cosa de homosexuales.

Pero basta ya. Es hora de que los hombres «straight» (y las mujeres que se acuestan con ellos, por supuesto) defiendan su derecho a disfrutar del punto G masculino. Bob Marley diría: «Emancipate yourself from sexual slavery». Y Muñoz: «Dedos a la obra».

Celebro la publicación de esta notita que debe haber confundido a varios y varias esta mañana. Y ni hablar de las conversaciones que en torno al mismo se pudieron haber dado en las oficinas de médico, discusiones que no deben haber sido muy distintas a la que se dio hoy entre los lectores de endi.com.

lunes, julio 03, 2006

SAN JUAN A TROIS

El viernes salí con Brenda y Melissa, dos buenas amigas. Hacía meses que no salíamos los tres juntos. Estábamos en las de bailar así que fuimos al Nuyorican. La PVC iba a tocar, pero cuando llegamos los que estaban en tarima eran Tito Auger y Eric Landron, en un mano a mano de trova y poesía. Así las cosas, fuimos un rato al Farolito.


Nunca había visto El farolito tan lleno. Nos tomamos una cerveza y regresamos al Nuyorican, donde finalmente tocó la PVC.


Bailoteamos hasta que no pudimos más. Salimos y nos requedamos hablando en el callejón del Nuyorican. Ya eran como las tres de la mañana. Mientras Brenda toleraba el rapeo de un actor de teatro, me tomé una foto con Melissa.


Brenda eventualmente pudo escaparse del actor de teatro. Ya de salida, Melissa hizo un poco de Martha Graham en el Callejón del Gámbaro.


Y yo aproveché para caminar un poco por las paredes.


Para llegar al carro tuvimos que usar un pasadizo secreto.


La verdad es que la pasamos muy bien.