viernes, septiembre 30, 2005

NEW ORLEANS: WATCH WHAT HAPPENS

Continúo con mis comentarios sobre los programadores de televisión: me quito el sombrero ante los ejecutivos de Bravo que, a menos de un mes de los huracanes Katrina y Rita, tuvieron la brillante idea de programar la película "Waterworld." ¿Qué es lo próximo: Queer Eye for the Drowned? ¡Bravo Bravo!

miércoles, septiembre 28, 2005

CALLE 13 POR FILIBERTO OJEDA


No dejen de escuchar lo que Calle 13 tiene que decir sobre la muerte de Filiberto Ojeda: un rap/reggaetón titulado "Querido FBI". Calle 13 es un dúo de hip hop y reggaetón que bien podría ser "the next big thing" en Puerto Rico. Todavía no han sacado un disco (sale en noviembre bajo el sello White Lion), pero ya estos dos hermanos se han dado a conocer por el excelente vídeo de la canción "Se vale to-to", dirigido por el propio Residente, cantante del binomio, y featuring todo un "cast of characters" bailando frente a un fondo blanco. Oprima aquí para la canción "Querido FBI."

REALITY BITES

Son las 3:30 p.m. de hoy miércoles. Mientras yo escribo esto, S. está en el sofá de la sala/family comiendo popcorn y viendo “Reality Bites” en AMC. La veo y pienso en lo geniales que son los programadores de AMC. Ellos saben que, días como hoy, a esta hora, hay gente -como S. y yo- en sus casas, sin nada más que hacer que ver televisión. Eso entonces significa que S. y yo no estamos solos; hay muchos más como nosotros: “slackers” para los cuales ver “Reality Bites” es una excelente manera de pasar un miércoles por la tarde. Eso es reconfortante, tan reconfortante como una película de Cameron Crowe. Ya oigo “Stay” de Lisa Loeb en el fondo; acaban de salir los créditos de la película. Ahora viene “Stand by Me. ¿No digo yo?

TRES NOTICIAS BIZARRAS


A continuación, relación de tres noticias vistas en los noticieros del mediodía:

1. Un grupo de estudiantes estadistas izó varias banderas de Estados Unidos en el área de la Torre de la Universidad. Lo que me llamó la atención fue que la líder y portavoz de los universitarios estadistas era una venezolana. ¿La estadidad bolivariana?

2. En su sección de salud, Las Noticias Univisión reporta que las operaciones de reducción de seno ya no son cosa exclusiva de las mujeres. Ahora, los hombres también pueden reducirse los senos. ¿El final de los man-tits?

3. El hijo del cónsul dominicano en Puerto Rico fue arrestado el lunes por posesión de drogas. ¿Qué pensará Laura Hernández de esto?

Estas tres noticias, ¿estarán conectadas? En busca de una respuesta, seguiré viendo televisión.

sábado, septiembre 24, 2005

MISSION IMPOSSIBLE: FILIBERTO OJEDA

Con su muerte, Filiberto Ojeda ha logrado lo imposible: unir al movimiento independentista. Lo irónico es que quienes están detrás de este reavivamiento de las huestes separatistas son los propios federales. Pero no sólo eso. Por primera vez en la historia de la humanidad, los penepés se han hecho eco de las denuncias de los independentistas. Así es la vida en esta ínsula hirsuta desde que Rosselló le dijo “don’t push it” a un congresista. Los federales, ¿son brutos o es que se hacen? Parece que alguien no recibió el memo. No hay que ser Dávila Colón para saber que la influencia política de Filiberto Ojeda, hasta antes de que lo mataran, era nula. Ahora es un mártir. Me gustaría pensar que todo es un mero tiro que le salió por la culata a los federales. No me gustaría pensar que esto es parte de un plan maestro para dios sabe qué. ¿The plot thickens?

jueves, septiembre 22, 2005

NO MORE BRAIN DAMAGE

Hoy di un pequeño pero decisivo paso en mi lucha por tener salud mental: eliminé todos los canales locales de mi televisor. Esto incluye Telemundo, Televicentro, TUTV y Univisión, así como todos los canales religiosos, y esos que sólo dan infomercials y vídeos musicales. El alivio se siente al instante. Hazlo antes de que sea tarde.

miércoles, septiembre 21, 2005

TV APPRECIATION: SAVED BY THE BELL

Extracto de Sex, Drugs, and Cocoa Puffs, de Chuck Klusterman:

Saved by the Bell is like this little generational secret that’s hyperfamiliar to people born between 1970 and 1977, yet generaly unremarkable to anyone born after (and completely alien to all those born before). It was an NBC sitcom that ran for four years (1989 to 1993) ahter an initial thirteen-episode season on the Disney Channel (where it was originally titled Good Morning, Miss Bliss). The show spawned two spin-offs–Saved by the Bell: The College Years and Saved by the Bell: The New Class–and also included a six-episode summer run (usually refered to as the “Malibu Sands” miniseason) and two other made-for-TV movies (one set in Hawaii, the other in Las Vegas).

It was a program about high school kids.

I realize that is not much expository information. Typically, one tries to explain TV shows in terms of “context”–if someone asked me to describe The X-Files, for example, I would seem like a moron if I said, “It was a program about two people who mostly looked for aliens.” That would never qualify as a significant description. I would have to write about how the supernatural religiosity of The X-Files personified a philosophical extension of its audience, and how the characters represented two distinct perspectives on modern reality, and how the sexual chemistry between Mulder and Scully was electrified by their lack of physical intimacy. All this abstract deconstruction is necessary, and it’s necessary because The X-Files was artful. However, I have never watched even one episode of The X-Files, because I’m not interested. I’m not interested in trying to understand culture by understanding that particular show, and that’s part of the social contract with appreciating anything artful. You can’t place something into its aforementioned “context” unless you know where (and how) to culturally file it, and I honestly don’t care where The X-Files belongs in the American zeitgeist. Dozens of smart people told me how great this show was, and I’m sure they were right. But I’m satisfied with assuming that program was about two people who mostly looked for aliens, so –as a consequence- the show meant nothing to me. I “don’t get it.”

That’s not the case with Saved by the Bell. Saved by the Bell wasn’t artful at all. Now, that doesn’t mean it’s bad (nor does it mean it’s good). What it means is that you don’t need to place Saved by the Bell into any context to experience it. I didn’t care about Saved by the Bell any more than I cared about The X-Files, but the difference is that I could watch Saved by the Bell without caring and still have it become a minor part of my life, which is the most transcendent thing any kind of art can accomplish (regardless of its technical merits).

When I first saw Saved by the Bell, I was a senior in high school. It was on Saturday mornings, usually right when I woke up (which I think was either 11:00 or 11:30 a.m.). It was supposedly the first live-action show NBC ever broadcast on a Saturday morning, an idiom that had previously been reserved for animation. I would watch Saved by the Bell the same way all high school kids watch morning television, which is to say I stared at it with the same thoughtless intensity I displayed when watching the dryer. I watched it because it was on TV, which is generally the driving force behind why most people watch any program. However, I became a more serious Saved by the Bell student when I got to college. I suspect this kind of awakening was not uncommon, as universities always spawn little cultures of terrible TV appreciation: When I was a sophomore, the only non-MTV shows anyone seemed to watch were Saved by the Bell, Life Goes On (that was the show about the retarded kid) , Quantum Leap, the Canadian teen drama Fifteen, and Days of Our Lives. And what was interesting was that everybody seemed to watch them together, in the same room (or over the telephone), and with a cultic intensity. We liked the “process” of watching these shows. The idea of these programs being entertaining never seemed central to anything, which remains the most fascinating aspect of all televised art: consumers don’t demand it to be good. It just needs to be watchable.

Chuck Klosterman es también autor de Fargo Rock City y Killing Yourself to Live, comentados en un post anterior.

¿BUGARRONES EN QUEENS?

The New York Times publica en su edición de hoy una noticia titulada A Sex Stop on the Way Home sobre el "gay cruising" en parques, estacionamientos y otros lugares públicos en los "outer-boroughs" y suburbios de Nueva York. Y la pregunta que yo ingenuamente me hago es: ¿Esto es ético? ¿Es ético revelar el lugar secreto de reunión sexual de los hombres gays que, después de todo, sirvieron de fuente para la historia? ¿Acaso esto no es equivalente a revelar una fuente? Alguien que por favor me explique.

lunes, septiembre 19, 2005

THE ARISTOCRATS

"The Aristocrats" es el título de un documental sobre "the world's filthiest joke." Producido por los comediantes Penn Jillette (de Penn & Teller) y Paul Provenza, el documental, que ha sido un éxito en EEUU, recoge los testimonios de múltiples comediantes en torno a este chiste considerado demasiado fuerte para ser hecho en público. El chiste en sí es gracioso en la medida que ofende. Siempre empieza con el mismo "set up", una familia que entra a la oficina de un agente de talento, y termina con el mismo "punch-line", el agente de talento que dice "ese acto estuvo interesante, cómo se llaman?", a lo que el padre responde "nos llamamos Los Aristócratas." Qué pasa entre medio queda a la discreción de cada comediante, pero como regla general debe ser el material más ofensivo que se pueda imaginar. El chiste, que hoy en día es más que nada un chiste interno entre comediantes, probablemente nació de un deseo de criticar la hipocresía de los aristócratas, conocidos por ser puritanos por fuera, pero deparavados por dentro. Como parte del documental, los creadores de South Park hicieron su propia versión del chiste. La pueden ver aquí.

CAYO: UN ANALISIS ESTRUCTURAL

Por José Ignacio Valenzuela
Para La Ínsula Hirsuta


Sobre “Cayo” se ha dicho mucho, tal vez demasiado. Y desde trincheras opuestas: por un lado están los que la sienten como un producto nacional, autóctono, y como tal la defienden a destajo, por el simple hecho de ser un manifestación artística casi inexistente: una película de cine. Por otro lado, están los que buscan la excelencia dentro de la particularidad, y la critican por poner en pantalla ciertos vicios que, reclaman desde su trinchera, ya habría que empezar a dejar de lado.

El comentario que aquí hago transita en la precaria frontera entre esos dos polos. Y lo que pretendo hacer es un análisis estructural, del fondo y de la forma de la película.

Si nos pusiéramos aburridos y rimbombantes, habría que empezar por citar a Aristóteles. “El drama surge cuando dos fuerzas de igual intensidad de oponen”, nos dice desde el pasado. “El héroe es aquel que quiere algo, y alguien/algo se le opone”, sentencia a través de su Poética. Apliquemos ese viejo y simple principio a “Cayo”, y nos damos cuenta que desde la base del guión, desde su fundación más pura, comienzan los errores. En “Cayo” el héroe es Iván. Es a él a quien las cámaras siguen por Nueva York, Vietnam y Culebra. Está como figura central del poster, incluso. ¿Qué quiere Iván? Iván quiere morir en Culebra. ¿Qué se le opone a Iván? Nada. Apenas lo decide, se han hecho maletas, se ha tomado un avión, y basta cerrar una puerta en Manhattan para abrir una en la isla del caribe. Iván no es el héroe de la película, porque a Iván no le está pasando nada, dramáticamente hablando. En términos de estructura, su personaje es un personaje paciente: recibe las consecuencias, no provoca las causas. Y que las cámaras sigan a un personaje paciente es un error, puesto que hay que seguir al que genera los conflictos, al que es el motor dramático de la acción. Y ahora bien, si aplicamos el concepto de fuerzas iguales que se oponen, en “Cayo” tampoco encontramos dichas fuerzas. Una tendría que ser Iván, supongo… La otra, Kike. Pero Kike casi ni aparece en la película, y cuando el conflicto estalla, Iván está en Vietnam, Julia en Nueva York, y Kike en Culebra. Y cuando Iván regresa a Culebra, treinta años después, la primera discusión que tiene con Kike es por la cantidad de alcohol que Kike bebe… y por su hija drogadicta. Aquí no hay fuerzas que se opongan porque estructuralmente hay un error gravísimo: al supuesto personaje protagonista NADA se le opone, todo lo que quiere se le cumple. Y no sólo eso: todos colaboran y conspiran para que así sea, por lo cual la película está completamente desbalanceada y carente de conflicto real. La fuente de todo drama es el conflicto, grita Aristóteles. ¿Cuál es el conflicto de “Cayo”? ¿Los seis meses de vida que le quedan a Iván? ¿La traición de Julia, de la cual nunca se entera? ¿La pérdida de su hermano de sangre? ¿Cuál? Esa indecisión es grave, porque nos hace preguntarnos a todos de inmediato: ¿de qué se trata Cayo? ¿De un hombre que quiere morir en Culebra, o de un grupo de amigos que se peleó y que se quiere reencontar?

Por otro lado, Iván nunca se ha enterado de que su mujer le fue infiel. Y es más: nunca se entera. Chejov me viene a la mente, con una máxima que muchos escritores deberían grabar a fuego en alguna esquina de su mesa de trabajo: “Si en la línea cinco aparece una escopeta, y en la línea quince esa escopeta no se ha disparado, la escopeta está de más”. Nada más cierto. ¿Para qué sembrar una granada si no la vas a hacer explotar? Ese secreto, que parece atormentar a Kike y Julia, no sirve de nada desde el momento en que no se convierte en detonante de la acción. Es más, no hay una sola escena (salvo una muy breve al final) donde los tres personajes estén juntos en el presente.

Si Iván no es el héroe de la película, ¿quién lo es entonces…? La respuesta es muy simple: Kike. Es el único personaje complejo de “Cayo”, y el que menos escenas tiene. Kike, en el presente, no aparece en más de ocho oportunidades. ¿Qué quiere Kike? A Julia. ¿Qué se le opone? Iván. En términos Aristotélicos, Iván vendría siendo “el villano”, lo que no significa que tiene que ser “el malo”. Y tener a un villano que es “hermano de sangre” del héroe, es uno de los argumentos más interesantes y atractivos a los que un escritor se puede enfrentar. Pero en “Cayo” esto no sirve de nada, porque ese conflicto no forma parte del devenir dramático. Cuando Kike, Julia e Iván se enfrentan (cada uno por separado, porque no hay nunca una escena donde estén los tres cara a cara), lo hacen por la hija drogadicta. ¿Qué tiene que ver eso con el argumento central? Nada. Pero al parecer en “Cayo” nada importa. Kike se ha guardado el secreto y el odio contra Julia por treinta años. La dejó de ver un día así, sin previo aviso. Y se la encuentra de golpe saliendo de un supermercado, como si nada, y el diálogo ni siquiera da cuenta de la sorpresa y el estupor de ver aparecer a un fantasma del pasado. ¿De qué importa que se encuentren, si no se vuelven a ver más? La única vez que se vuelven a ver es porque Kike va a reclamar… a su hija. ¿De qué le sirvió entonces haber rumiado odio durante tres décadas? ¿De qué sirve crear un personaje maldito, resentido y autodestructivo, si no lo vas a aprovechar…?

El cine se construye en base a situaciones y sucesos. Situación es algo que está ocurriendo, y suceso es un hecho que irrumpe de golpe en esa situación, y la modifica para siempre. “Cayo” es una larga –a veces eterna- situación, en la que no hay sucesos. Eso es un hecho gravísimo. Miento: sí hay un suceso. Y es cuando Julia decide irse, abandonando a Kike. En ese momento la vida de todos los personajes cambia para siempre. Ese es un instante logrado de la película. Pero ese suceso ocurre dentro de un flash back, no en el presente del filme. ¿Y cuál es el problema de eso? Que “Cayo” es la historia de un hombre que se va a morir y decide hacerlo en Culebra. Es la historia de Iván en el 2005. Y no sólo ya vimos que Iván no es el protagonista, sino que el único suceso de la película… ¡no tiene que ver con la película que me quieren contar! La historia de Iván, Julia y Kike –en la actualidad- no tiene sucesos. No hay un sólo hecho que modifique sus vidas (dejando de lado la muerte de Iván, que no es un suceso como tal porque está anunciado desde la primera escena). Una película que no tiene sucesos es una película en donde no pasa nada.

En “Cayo” nada importa, dramáticamente hablando. ¿De qué sirve que Julia sea fotógrafa? ¿Qué pasaría si ella fuera maestra de yoga? Su personaje no cambiaría en nada. ¿Que ocurriría si Iván fuera mecánico automotriz? Nada. ¿Que sucedería si Kike fuera dentista en lugar de capitán de barco? De nuevo la respuesta es la misma: nada. Y si uno puede cambiar así de libremente un elemento tan importante como la vida profesional de un personaje, sin afectar el fondo de la película, es que algo grave y negativo está sucediendo.

Podría seguir hablando mucho rato. Podría analizar los diálogos, por ejemplo, y decir que atentan contra el principio mismo del diálogo, que es generar acción y no dar información. Un diálogo que informa es un mal diálogo. El diálogo es sinónimo de movimiento, y se usa sólo cuando la acción no alcanza para llevar la historia de un peldaño a otro. Pero como ya vimos, en “Cayo” no hay acción (puesto que no hay sucesos), sólo una situación, una larga viñeta de imágenes bellas de Culebra que no bastan para mantener el interés.

Hay un atisbo de acción, y es cuando la guardia marina “se toma” el cayo favorito de Iván. Uno piensa: bueno, aquí Iván va a hacer algo que lo va a convertir en héroe, aunque sea en los últimos minutos de película y va a ser su forma de retribuirle a los culebrenses todo el cariño que le han dado. ¿Y qué sucede con eso? Nada. Iván se va a su casa, enfermo, y no resuelve nada de nada. Son sus amigos pescadores los que actúan como héroes y después, alcalde incluido, le van a “informar” al héroe de nuestra película. ¿Qué clase de protagonista es ese…? ¿De qué sirve ese hecho político/marítimo si no afecta en NADA a ninguno de los tres personajes centrales de la película…?

Y aquí paro. Estoy tentado de seguir hablando y hablando, y adentrarme en los terrenos del cliché, de la pretensión, de las actuaciones rimbombantes, pero me prometí a mí mismo no tomar partido frente a la película. Por eso me limité a hacer un análisis de profesor de guión, de esos que uno hace cuando un alumno novato le presenta a uno un texto. Si tuviera que evaluarlo, mi alumno novato saldría mal parado. Muy mal parado. Y mi único comentario al margen sería el siguiente texto, escrito en rojo y con signos de exclamación: “¡¡¡Esta es una película donde no pasa nada!!!”

Sobre este tema, el editor de La Ínsula Hirsuta recomienda:

LOS CORDIALMENTE RUIDOSOS

Carta circulada en un edificio de Miramar por un residente luego de que un vecino lo denunciara ante la policía por ruido a altas horas de la noche:

A los portavoces:

Quisiéramos saber qué significa vivir en una comunidad. Pensaríamos que tiene que ver con que se habla con el vecino antes de llamarle la policía.

¿Y si nos molestara cuando tiran agua por el balcón? ¿Si pensáramos que es antihigiénico que tiren agua sucia para que caiga en nuestro piso? ¿Si nos sacara de tiempo que llegue un carro con un muffler que activa alarmas ilegalmente?

Nos gustaría pensar que los vecinos debieran hablarse antes de llamar a la policía. Nos gustaría pensar que, ya que nosotros hemos tenido consideración con todos nuestros vecinos, esa misma gente mostraría la misma consideración para con nosotros, que si alguien desfalca a la compañía de seguros, sería castigado y no quienes trabajan sanamente.

Si quieren guerra, entonces pensamos que no tenemos más remedio que acceder. Jugaremos su juego anti-diálogo. Nos quejaremos ante las autoridades cada vez que ustedes infrinjan, antes de dialogar. Francamente, es penoso vivir de esta forma. Que tu vecino sea tu enemigo es probablemente peor para quién se esconde en vez de quienes damos cara. Los que damos cara estamos claros hasta cuando nos llaman a la policía.

Si quieren hablar, saben dónde encontrarnos. Si quieren esconderse, tengan lástima de ustedes mismos. No agradecemos su cobardía. La policía que llamaron fueron cordiales y no lograron lo que ustedes quisieron. Lo que quieran, verbalícenlo para que podamos todos crecer y no se escondan. Quienes pierden son solamente ustedes mismos.

Cordialmente,

Los Cordialmente ruidosos

domingo, septiembre 18, 2005

UNA DIVA ES UNA DIVA ES UNA DIVA

Continuando con el tema de Johanna Rosaly, publico la transcripción de un fragmento de la mesa redonda producida por Radio Universidad y moderada por la periodista Laura Candelas en torno al tema de la televisión pública y TUTV. La misma corresponde a una llamada telefónica de Johanna Rosaly.

Laura Candelas: ¿Tenemos otra llamada? Sí, adelante, con quién hablo y de dónde me llama?

Johanna Rosaly: Hola, ¿Laura?

LC: ¡Ajá!

JR: Johanna Rosaly, ¿cómo estás?

LC: Eh, muy bien, Johanna, cómo estás. Adelante.

JR: Buenas tardes. Saludos a todos los amigos que están ahí en el foro que estás dirigiendo. Yo estoy llamando para preguntarle a Peri cuál es su preocupación, que al principio del programa expresó, sobre que seamos dos actrices las conductoras de Cultura Viva en su nueva etapa.

(Silencio)

LC: Peri…

Peri Coss: Bueno, yo tengo más de una preocupación sobre eso.

JR: Ujum.

PC: El asunto es el siguiente, eh, la matriz de Cultura Viva se concibió como revista periodística cultural.

JR: Ujum.

PC: Y por eso se buscó el balance… Yo generé ese concepto con Linda Hernández, eh, de que, eh, hubiera una persona reconocida en la televisión puertorriqueña como tú, que hubiera una persona con trayectoria periodística y experiencia como Millie, eh, y se pensó también en Magali Carrasquillo, no sólo porque había animado programas de mediodía, este, con muchísimo talento, verdad, en el canal 4, sino que, además, tiene una maestría en educación y un amplio conocimiento de cultura popular que le añadía valores al talento de Cultura Viva, además, las personas que se seleccionaron para el equipo de trabajo tenían, eh, una preparación y una experiencia en periodismo, y así fue con Carmencita Díaz, eh, graduada de la Escuela de Comunicaciones, que estaba haciendo su maestría…

JR: …Pedro López…

PC: Pedro López que es de Humanidades, pero que tenía también cierto entrenamiento...

JR: Ujum.

PC: …Mariana Reyes…

JR: Mariana Reyes.

PC: … con varios años de experiencia radial y también en Cine. Carla Santos…

JR: Bueno, perdona que te interrumpa. Yo estaba, como bien recordarás, desde el comienzo del concepto de Cultura Viva. Es más, estaba desde antes que Linda asumiera la presidencia del canal. Ya estábamos concibiendo, Linda y yo, lo que habría de ser la revista cultural, una revista cultural que en algún momento de nuestras vidas habríamos de lograr hacer. Linda fue mi primera productora en En Vivo a las 5. Linda fue la persona con la que yo trabajé desde que me inicié en las funciones periodísticas culturales en Telemundo, en Telenoticias, en 1982, cuando ella entonces era la bibliotecaria de Telenoticias. Ya entonces los compañeros de la prensa radial cuestionaron mi capacidad como periodista…

PC: Si me permites interrumpirte, yo no he cuestionado eso. Lo que estoy diciendo es que vienes conocida como una actriz y una animadora de programas. Tuviste un programa en el canal 6 por mucho tiempo…

JR: Es cierto. Era un programa principalmente de entrevistas, un programa para el cual yo me tenía que preparar haciendo un estudio de fondo para poder realizar las entrevistas como lo hace cualquier periodista que es entrevistador.

PC: Yo no estoy poniendo en duda eso…

JR: Porque desde 1982 me estoy desempeñando en el periodismo cultural, me parece que tengo suficiente experiencia como para que no se me vea como una persona ajena que no va a poder realizar el trabajo.

PC: Yo no he dicho eso.

JR: Ah, bueno, me alegro muchísimo. Porque por otro lado si el programa fuese de economía o fuese de bricolage como le dicen los españoles, pues habría que buscar un economista o habría que buscar una persona diestra en quehaceres del hogar para el de bricolage. Y por eso me parece que una persona del mundo de la cultura como lo es Cordelia es muy idónea, pero en este caso, pues yo vendría dándole el peso del periodismo cultural que es a lo que me he dedicado en la televisión desde 1982. Ya son 23 años.

PC: Lo que sucede es lo siguiente. Este cambio es por accidente. Ustedes entran a Cultura Viva tras la renuncia del equipo de trabajo de Cultura Viva. Alguna gente pretende minimizar la importancia, la gravedad de un asunto como eso.

JR: Yo no lo minimizo. Al contrario, lo respeto…

PC: Cultura Viva tiene nombre y apellido, verdad. Se habla de Millie Gil, pero ahí estaba Carla Santos, estaba Mariana Reyes, estaba Alba…

JR: Cultura Viva tiene nombre y apellido y es Puerto Rico. Cultura Viva es de Puerto Rico. No es mío. No es ni siquiera de TUTV. Es de Puerto Rico.

PC: Como esos colegas han sido invisibilizados por la prensa y se habla de Millie, yo quiero hacerles ese reconocimiento. Tienen nombre y apellido, y tienen familia, y tienen situaciones que atender en sus vidas la gente que renunció en reacción a los atropellos, al abuso y a los episodios de censura que vivieron. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, y Luis Agrait lo puede confirmar aquí, nunca se consutó al equipo de trabajo de Cultura Viva sobre los cambios, aún cuando en la calle y fuera de la calle del canal 6 se estaban manejando acercamientos para los cambios que finalmente se dieron, verdad.

JR: Ese es un punto que ya habías presentado. Lo escuché, a mí me duele mucho que haya sido así. Para lo que yo estaba llamando era para preguntarte si tenías algún problema, como profesor de comunicaciones que eres, a quien admiro muchísimo, además de haber sido el primer productor de Cultura Viva, si tenía algún problema con el hecho de que íbamos a estar haciendo el trabajo de presentar al público el contenido de Cultura Viva dos actrices, una de ellas que se ha dedicado exclusivamente a la actuación en los escenarios, en la pantalla grande y a la locución comercial y otra... que me he mantenido activa en el teatro, me he mantenido activa en el cine, y la televisión ha sido mi espacio para el periodismo cultural desde hace 23 años.

LC: Bueno…

PC: Lo que quiero aclarar es que los nombramientos, estas designaciones, Johanna, ocurren por accidente y…

JR: No ocurren por accidente. Ocurren por compromiso…

PC: No, no, no, perdonáme…

JR: En mi caso, ocurren por compromiso.

PC: …el equipo de trabajo de Cultura Viva en su totalidad renunció, Johanna, y eso es algo que debemos pensar y reflexionar sobre ello.

JR: Ese no es el issue que yo te planteé. Yo te planteé el issue de si tú tenías algún problema…

PC: Y yo te contesté ya que no.

JR: …como profesor de comunicaciones que eres…

LC: Yo creo que están de acuerdo.

JR: …si hay algún problema con el hecho de que seamos Cordelia González y yo las conductoras del programa.

PC: Yo no tengo ningún problema…

JR: Me alegro.

LC: Tengo que ir a una pausa porque me están haciendo señas…

JR: Muchas gracias, Laura.

LC: Muchas gracias, Johanna, por llamar. Vamos a una pausa y regresamos enseguida. Por favor, no se vayan.

(Pausa comercial)

sábado, septiembre 17, 2005

¿EL CAYO ES NUESTRO?

Encontré esto a través de Technorati. Creo que le va a interesar a algunos de mis lectores. Es sobre la película Cayo.

Cayo tells the story of Iván (Carlos Esteban Fonseca), a 50-year old Puerto Rican living in New York City, who is diagnosed with terminal cancer. With only six months to live, Iván decides to return, with his wife Julia (Idalia Pérez Garay) to his native island-town of Culebra, off the Puerto Rico main island. There, he is forced to come to terms with former best friend Kike (José Félix Gómez), who, thirty years earlier, while young Iván (Kamar de los Reyes) was on tour in Vietnam, had a fling with young Julia (Roselyn Sánchez), his buddy Iván’s girlfriend. Overwrought with guilt, Julia leaves Culebra to join a discharged Iván in New York City, and never come back to the island. Julia’s sudden departure destroyes the young Kike (Iván Camilo) who went on to become an alcoholic underachiever and now feels embittered by Iván and Julia’s return.

Constantly moving back and forth in time, the film’s structure often confuses and seldom sheds light. The opportunities for dramatic tension are there. Yet, they’re never exploited. Take, for instance, the love triangle between Iván, Julia, and Kike. When Iván and Julia return to Culebra, neither Julia nor Kike intends to once again pursue their affair. Furthermore, Iván is not even aware that the affair took place. And when Kike indirectly tries to tell him, Iván doesn’t even want to hear it; he is just too concerned about the fact that he’s going to die. Thus, there is no conflict.

There are some other subplots, such as Iván’s Vietnam experience and Kike’s relationship with his junky daughter, but the film just skims over them. As for the ending, it simply feels silly. But before discussing it, there’s something to be said about Iván’s main plot. When Iván arrives at Culebra, he is pessimistic. But he then starts to make friends with the fishermen, and, more importantly, to visit a key that Iván comes to believe is curing him. As he finds reasons to live, he gets a lease on life. The six months come and go, yet Iván is still very much alive. His arc is almost complete (from death to life), so on to the third act. But there’s a problem: the film hasn’t yet reached the one-hour mark. The third act of Iván's plot comes half an hour later, aproximately fifteen minutes before the end credits. By then, the love triangle plot has bored us to death; we just want the film to end.

And so it ends: death finally come to Iván in the form of two federal agents that prohibit him from setting up camp in his beloved key (the word in Spanish is “cayo”). This spurs the citizens of the town to take action. They take it to the streets (and seas) and demand that the federal government give back the key. Iván dies, but not before making peace with Kike (who was falsely accused by a local of tipping the federal agents about Iván’s camp on the key) and not before learning that “the key is ours.” This ending is supposed to evocate Puerto Rico’s recent success in forcing the U.S. Navy out of the nearby island-town of Vieques. But, notwithstanding its social and political echoes, the chosen ending doesn’t serve the emotional flow of the story.

Cayo is director Vicente Juarbe’s first film, although he didn’t get to supervise the editing, out of differences with producer Pedro Muñiz (who also co-wrote the screenplay and played a minor role as the town’s mayor). The film’s editing was the work of Pedro J. Muñiz López (the producer’s son, his first time with a feature-length film) and aging moviola veteran Alfonso Borrel. None of them could save Cayo. Pedro Muñiz and Ineabelle Colón’s screenplay is to blame for what ends up being a tiresome and out-of-focus film.

viernes, septiembre 16, 2005

A PALO LIMPIO POR TUTV

Los interesados en el tema de la televisión pública –y de lo que está pasando actualmente en TUTV- deben escuchar la mesa redonda producida por Radio Universidad en torno a este tema. En particular, no se pierdan (1) el careo entre el profesor y periodista Luis Fernando “Peri” Coss y Luis Agrait, presidente de la Junta de Directores de la CPRDP y (2) la sensacional intervención -vía telefónica- de Johanna Rosaly.



Reacción de Manuel Clavell Carrasquillo:

Ay Virgen del Carmen, gracias por habernos traído a Johana, vengadora de las actrices cultas de nuestra Borikén.

Al fin alguien se atrevió a darle un tapaboca al consiglieri periodístico Peri Coss.

El se pensaba, muy celoso de su profesión y su carrera, que sólo los periodistas pueden empuñar los micrófonos de la cultura viva.

Ante esa barbaridad, ahí Johana en la radio, presente, se siente, siempre al frente.

Qué pasme, señoras y señores: Johana le dijo al gurú de las ciencias prensísticas que ella llevaba desde 1982 en nuestra tv haciendo periodismo cultural. ¿Se necesitan más credenciales periodísticas para llegar a la sala de los televidentes con peluca y perlas para adornar el little black dress?

Para colmo de males, el Coss con el rabo entre las patas, "yo no dije eso Johana, yo no dije eso, yo jamás". Mallet, mallet. Peri, qué mal.

Johana es la ultramegadiva de nuestra cultureta cha cha cha. Yo la quiero a ella, tan blanquita y ten meliflua, yo la quiero a ella y más na.

Peri, tenlo claro: aunque quieras no nos la vas a poder quitar. Millie es del pueblo y el pueblo no se vende y el compromiso es de ella con nosostros y nosotros somos ella también, con mucho gusto y al medio día que el gusto es nuestro.

Anuncio político pagado por Jean Naté y Jabones Maja.


Más sobre Johanna Rosaly en Estruendomudo.

jueves, septiembre 15, 2005

OTRA HISTORIA VERIDICA

Esto ocurrió a principios de los setenta en el certamen de Miss Universo.

En la ronda de preguntas, Bob Barker, el anfitrión del evento, le preguntó a la candidata de Puerto Rico:

-Miss Puerto Rico, what would you tell a young girl about your career?

La beldad boricua –que había optado por no usar un intérprete- contestó:

-I would tell them that the people of Korea are very nice and very friendly.

CON HUGO CHAVEZ EN CHICAGO

La semana pasada, mientras en Puerto Rico se debatía el asunto de si comprarle petróleo a Venezuela, en Chicago, Citgo, petrolera adquirida recientemente por PDV (Petróleos de Venezuela), y el gobierno de Venezuela eran los auspiciadores principales de un multitudinario festival boricua en Humboldt Park, a lo largo y ancho del Pedro Albizu Campos Boulevard.

UNA HISTORIA VERIDICA

Una tarde, un hombre entra a un cuartel de la policía. Viene a denunciar que le robaron la cartera. Para hacer la querella, el retrete de turno le pide su nombre. El hombre se lo da. El retrete ingresa el nombre en el sistema. Se percata de una irregularidad y se excusa para hacerle una consulta a su capitán. Cuando regresa, le informa al hombre que está bajo arresto y le lee sus derechos.

Resulta que, durante la mañana, el hombre robó un banco. Mientras lo hacía, sin darse cuenta, se le cayó la cartera al piso.

Esto me lo contó M., la otra noche, mientras nos pachequeábamos en su casa.

miércoles, septiembre 14, 2005

POLIAMORY EN FAJARDO

La noticia sensacional de esta semana en Puerto Rico es la del supuesto “profeta” que vive en Fajardo con tres mujeres y once hijos. Hoy, en su primera plana, el periódico Primera Hora fustiga a Yolanda Zayas, secretaria del Departamento de la Familia, por dar “carácter de legalidad al harén.”

Cuándo se le preguntó a Zayas desde cuándo sabía de esta situación, ella contestó: “Lo único que puedo decir es que, en este caso, hay que tener en cuenta que a pesar de que uno puede tener unos ideales sobre lo que es la familia ideal, aquí mismo entre nosotros puede haber discrepancia y distintas opciones de familia. La moral y el amor no se pueden legislar.”

Sólo puedo decir: Brava, Sra. Zayas. Ya era hora de que alguien en este país defendiera los derechos de los que practicamos estilos de vida alternativos, ya sea porque somos vegetarianos, hacemos “home-schooling”, creemos en la medicina natural, practicamos el poliamory o todas las anteriores (como en el caso del “harén” de Fajardo).

A los que le interese saber más sobre el poliamory, les recomiendo que lean The Ethical Slut, de Dossie Easton. Lo pueden comprar en Amazon.com a través del siguiente link:

viernes, septiembre 09, 2005

¿QUIÉN ES SIGMUND FULLER?

Si lo que dice de sí mismo es cierto, Sigmund Fuller es un hombre asiático-americano en sus treintas. No sabemos a qué se dedica, pero lo que sea que hace le hace tener mucho dinero. Su estilo de vida es el de todo un "playboy" internacional. Por razones de trabajo, se la pasa viajando. No tiene una residencia fija, pero es dueño de propiedades en Nueva York, Seattle, Londres y Singapore. Todo este ir y venir hace que se le haga difícil sostener relaciones duraderas con las mujeres. Por eso es que ha optado por contratar los servicios de lo que él llama “novias alquiladas.” De más está decir que estas “novias” no son otra cosa que escorts o prostitutas high-class, aunque él prefiere usar el término “providers.” Todo esto lo discute en su entretenido blog, Opinions and Adventures in Sex and Relationships, el cual se lee como un cruce entre una película de Wong Kar-Wai y una novela de Michel Houellebecq, con pretensiones de Sex and the City. No dejen de leer Moral Bankrupty in the Bahamas.