Por LRT 2110
Especial para la Ínsula
I rave no more 'gainst time or fate,
For lo! my own shall come to me.
Waiting- John Burroughs
Me desperté al son de los gritos de Chong Hi. Estaba indignada. Me exigía una explicación, no entendía cómo había llegado hasta su cama. El hecho de que me desperté con la ropa de la noche anterior intacta -y ella también- parecía indicar que no se había consumado nada. Chong Hi se puso agresiva. Me sacó de la cama a empujones. Intenté invitarla a brunchear. Lo único que recibí como contestación fue un agudo “GET OUT!”, seguido por el portazo en la cara. Quién entiende a los asiáticos. Qué cultura tan extraña.
Paseando por el West End comencé a sentir unas náuseas intensas. De momento me volvieron las sabias palabras de Benny, ese sandwichero fantástico de Katz. Siempre que tengo chavos paso por ese monumento del Lower East Side para pedirme un sandwich de 13 pesos de Corned Beef. Benny siempre me sirve. Katz lleva abierto 115 años. Benny parece haberse unido al equipo hace un siglo. La última vez que estuve allí, Benny trataba de hacerle el levante bobo a una asiática que hacía fila frente a mí. Cuando me llegó el turno Benny me dijo con una sonrisa lujuriosa, “tu sabes que las asiáticas no la tienen así”, e hizo una línea vertical con el dedo, “la tienen así”, ejemplificó lo que decía trazando una línea horizontal. Nunca olvidaré esa lección, me causó una gran impresión, como la vez que Nicole me dijo que en Australia los inodoros flusheaban al revés.
Desafortunadamente, tendría que esperar a otra ocasión para comprobar lo dicho por Benny. Oscilaba entre el sense memory del sándwich de pastrami de Katz y el mareo nauseabundo que me arropaba. Terminé vomitando en una cuneta. Unos gringos viejos me pasaron por el lado. No sé si llevaban la palabra WASP tatuada en la frente o estaba alucinando. La señora le dijo al señor “Oh God, you can’t even go out for a stroll in this neighborhood anymnore”. Escuché al señor contestarle mientras se alejaban “You see, we do need tougher immigration laws”.
Me senté en la acera, buscando sentirme un poco mejor. Algo me comía la cabeza. Había algo importante que tenía que hacer y no lo recordaba. Entonces me pegó con toda la fuerza que le merece: Plop llegaba a Nueva York. Cuarentayocho horas de demencia. “Just when I thought I was out, they pull me back in”, gritaba Micheal Corleone en el Padrino Part III.
Come my friends
‘tis not too late to seek a newer world
Ulysses- Alfred Lord Tennyson
Cuando me encontré con él ya había decidido que se quedaría. Atribuí esta decisión al hecho de que llevaba doce horas bebiendo sin parar. Para cuando se monte en el avión mañana ni recordará como berreaba que “que se joda, yo me quedo acá”, pensé. El apartamento en midtown de su pana de la juventud gritaba “I’M OUT AND ABOUT IN NEW YORK”. Mientras veia la interacción incómoda de los dos amigos trataba de no pensar en la adolescencia de Plop. Como que me recuerda a la mía y me resulta un reflejo incómodo. Hay gente, como Plop y yo, que debería nacer teniendo 21 años: todo lo que viene antes de esa edad tiene tan poco que ver con lo que somos o con lo que dejamos de ser.
Anyways, el Aurelio tenía cara de cordero degollado, cada segundo que permanecíamos en su guarida parecía caerle encima como una tortura cruel e inusitada. La impresión que a mí me dio era que estaba aterrado de que su panita de escuela católica para varones se enterara que era homosexual. Nigga pleazz, en realidad es gracioso si lo piensas. El hombre no se atreve a salir del clóset con Plop, quien ha montado toda una teoría de seducción basada en la ambigüedad sexual. Ésta ha sido desarrollada en colaboración con el vasto contingente gay con el que Plop cuenta como su círculo inmediato de amistades, the circle of trust. De hecho, creo que soy uno de los pocos amigos straight que Plop tiene.
Yo asumí mi rol de inmediato. Era mi deber rescatar a Plop y a Aurelio del impasse en el que se habían metido. Creo que cumplí con mi deber. Quizás era la resaca que tenía encima, pero seguía gritando que nos teníamos que ir pa’l party. Plop en su embriaguez estaba lento, pero aún así logró entender la indirecta luego de vociferar “hay party en el Ding Dong Lounge” varias veces. Cuando salimos Plop le fue a dar un abrazo a Aurelio, que lo aceptó sorprendido. Estoy seguro de que el hombre se hubiera sentido infinitamente más cómodo si Plop se hubiera limitado a estrecharle una mano.
The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.
One Art- Elizabeth Bishop
El Ding Dong Lounge, en Columbus entre la 105 y la 106, quiere ser CBGB’s pero el Upper West Side no se lo permite. No pasa de ser una barra guillá de punky en el lugar menos apropiado. Me sentí a gusto inmediatamente. Plop estaba más allá del bien y el mal. Era la noche de “la gran fiesta”. La Universidad había tirado un fiestón para que los estudiantes de escritura creativa, artes visuales, drama y cine se conocieran. En mi mente yo era Marcos Zurinaga (lo que hace de Plop mi Gándara).
Antes de seguir, tengo que hacer la salvedad de que las escuelas graduadas, especialmente si de un MFA se trata, siguen los tropos de un reality show. Project Greenlight, Survivor, Project Runway, Escuela de Cine… es todo la misma mierda. Una constante de las producciones de reality shows es la presencia oblicua de alcohol detrás de las cámaras. Los mejores productores de la realidad saben que para conseguir buen drama se necesita un buen lubricante. Aparentemente, la administración de la Universidad conoce este secreto también. Ser un estudiante graduado se trata de beber para accesar una naturaleza Hobbsiana que reduzca la ecología académica a una batalla de supervivencia del más “talentoso”. Nasty, short and brutish, de eso se trata un M.F.A. Desde que llegué no puedo deshacerme de la impresión de que yo seré uno de los primeros en ser eliminados.
Pero me voy por la tangente. Lo importante en el momento es que al fin mis pares me verían con uno de los míos. Era una noche especial. Plop se había desaparecido, sin embargo. Lo busqué entre mis compañeros. Lo di por perdido. Me concentré en encontrar a Nicole. Tenía la sensación de que ésta sería la noche en que por fin conectaríamos.
Luego de tres cervezas la encontré… hablando con Plop. Estaban aislados, en la esquina más oscura de la barra, debajo de un póster gigantesco de Blondie. Plop fue el primero en verme. Me acerqué. “This is my friend, the one I was telling you about...”, le dijo Plop a Nicole. Nicole se viró y su cara casi se desprende de su cabeza cuando me vió. “You´re not with this guy?!”, le preguntó indignada Nicole. “Oh yes, he’s my friend”, dijo Plop antes de virarse adonde mí y decir, “Nicole and I were just talking about her experience in the adult entertainment industry, I was telling her about this website… do you remember? The one about the feminist pornographers?”. “Oh yes; you’ve got to show me that”, irrumpió Nicole, “I think it’s fascinating”.
“Excuse us”, le dijo Plop a Nicole antes de jalarme por el brazo. “Don’t take too long”, le contestó Nicole. “Mira mano, tu tienes chavos?”, me preguntó Plop. “Qué carajos tu haces?”, pregunté. “Cómpranos unas cervezas”. No podía creer lo que estaba pasando. Mi mejor amigo estaba en el proceso de tirarme al más abyecto mondongo. “Yo te las pago mañana”, me dijo, “ahora que vivimos en la misma ciudad”.
Soy un tipo medio retardado. Accedí a buscar las cervezas. Cuando regresé, luego de virarle cerveza encima a media barra, Plop y Nicole habían desaparecido. Solo Blondie me miraba con cara de desprecio. De casualidad pesqué una imagen de Plop y Nicole abandonando el Ding Dong, hundiéndose en un mar de risa.