lunes, octubre 31, 2005
SITE SUMMARY
Como he dicho anteriormente, mi “blog” tiene un “counter” que me informa, entre otras cosas, la página que refirió al visitante hasta aquí. En el caso de las personas que llegan por medio de google, el “counter” me dice qué “keywords” o palabras claves escribieron en el buscador. A continuación, desgloso las búsquedas de google que han redundado en visitas a este sitio durante los últimos tres días. En todo momento, he respetado la ortografía original.
1. Información sobre Pepe Liboy
2. cayo vicente juarbe
3. poliamory
4. historia mediafax
5. judith pizarro
6. en medicina sinónimo de unremarkable
7. Joann Polanco
8. son de almendro de mayra montero
9. director Vicente Juarbe estudios
10. joann polanco
11. hirsuta
12. ejemplos de vanguardismo
13. foto Magali García Ramis
14. calle 13
15. JUDITH PIZARRO
16. poliamory
17. The Aristocrats comentarios
18. el-coss+match
19. insulahirsuta
20. residente calle 13 se vale to
21. calle 13 reggaeton
22. noticias bizarras
23. novelas eróticas
24. Escuchar la canción de residente calle 13
25. calle 13
26. noticias bizarras
27. canción de Filiberto Ojeda
28. calle 13 se vale todo
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28. calle 13 se vale todo
AZUL TEQUILA
Acabo de acabar el artículo para el periódico, una nota informativa sobre el tequila. No lo dije en el artículo, pero lo digo ahora: soy fanático del tequila. Con tequila he cogido notas memorables. La primera, una relativamente leve, la cogí en el D.F., gracias a Astrid Hadad, luego de un espectáculo de ella –Astrid es una cabaretera. De regreso al apartamento prestado en Polanco, no me callé la boca, probablemente abrumando al pobre taxista.
Soy un “late-bloomer”. Me emborraché por primera vez, en 1997. Tenía 23 años y estaba en Nueva York haciendo mi maestría. Fue para el día de mi cumpleaños. Unas amigas me organizaron una fiesta en el apartamento cercano de un holandés que también estudiaba en NYU.
Camino a la fiesta paré en un liquor store y compré una botella de tequila Cuervo Gold. Corte a: Yo bebiendo directamente de la botella, compartiéndola con quien me diera la gana como si fuera el dios Baco. Tuve la clarividencia de no mezclar el tequila con nada más. De lo contrario, sólo Dios sabe cómo hubiera terminado. Regresé a mi apartamento a duras penas. Por suerte estaba bien cerca.
Al día siguiente me levanté sin síntomas de un “hang-over”. Ese día, volaba para Puerto Rico no recuerdo a qué, quizás sólo a pasar mi cumpleaños. Salí del aeropuerto y rápido sentí el calor boricua. Ahí fue que empecé a sudar el tequila. Sentí su olor camino a casa de mis padres. El tequila me salía por los poros.
Soy un “late-bloomer”. Me emborraché por primera vez, en 1997. Tenía 23 años y estaba en Nueva York haciendo mi maestría. Fue para el día de mi cumpleaños. Unas amigas me organizaron una fiesta en el apartamento cercano de un holandés que también estudiaba en NYU.
Camino a la fiesta paré en un liquor store y compré una botella de tequila Cuervo Gold. Corte a: Yo bebiendo directamente de la botella, compartiéndola con quien me diera la gana como si fuera el dios Baco. Tuve la clarividencia de no mezclar el tequila con nada más. De lo contrario, sólo Dios sabe cómo hubiera terminado. Regresé a mi apartamento a duras penas. Por suerte estaba bien cerca.
Al día siguiente me levanté sin síntomas de un “hang-over”. Ese día, volaba para Puerto Rico no recuerdo a qué, quizás sólo a pasar mi cumpleaños. Salí del aeropuerto y rápido sentí el calor boricua. Ahí fue que empecé a sudar el tequila. Sentí su olor camino a casa de mis padres. El tequila me salía por los poros.
domingo, octubre 30, 2005
PROCRASTINATION REPORT
Esta es la que hay. Es el fin de semana de Halloween, y yo he decidido quedarme en mi casa, reservándome mi derecho a la soledad y a la misantropía. No he hecho otra cosa que ver televisión.
Ayer sábado, por ejemplo, volví a ver Sideways, después de haber dicho, en un “post” anterior, que es la mejor película que he visto este año. Luego, me la pasé cambiando canales hasta que, a las 9:00 p.m. vi un episodio de CSI: Miami en CBS. Y a las 10:00 p.m., vi la repetición del episodio del domingo pasado de Desperate Housewives. A las 11:00 p.m., leí el primer capítulo de un libro que se llama Thoughts Without a Thinker. Y a las 12:15 a.m., me acosté. Prendí el televisor y vi que estaban dando Road House en TNT. Lo pusé en “mute” y leí dos o tres artículos de una colección de escritos periodísticos de Gabriel García Márquez. Apagué el televisor y me dormí.
Hoy domingo, se supone que trabaje. Tengo que escribir un artículo para el periódico y un libreto para un programa de televisión. Ambos son para mañana. Son las 5:20 p.m. y todavía no he hecho nada. Me gusta procrastinar.
En VH1 están dando un maratón de I Love the 80’s 3-D. Suelo disfrutar de este tipo de “factual entertainment” que es como le llaman en EE.UU. a este tipo de programa. Me parece maravilloso que la industria del entretenimiento haya generado su propio aparato museográfico. Gracias a programas como éste, los “Gen-Xers” tenemos la posibilidad de buscar, en estos fósiles y jeroglíficos “pop”, las señas de nuestra identidad. Yo los veo como una suerte de “visual aids” psicoanalíticos. Case in point, lo que acabo de ver en I Love the 80’s 3-D de 1984.
Casi al final de programa, se burlaron de la película Police Academy. Confieso que esto me molestó. Police Academy marcó a mi generación; de lo contrario, no hubiera figurado en el especial. Pensé que la razón para mi molestia era que se menospreciara una película que, a fin de cuentas, dio pie a cerca de 37 secuelas. O dicho de otro modo: ¡tan mala no era! Tengo que reconocer que mi sentido de incomodidad se debe a razones más personales.
Fui mi abuela por parte de madre la que, una tarde, nos llevó a mí y a mis hermanos a ver Police Academy. Era el verano de 1984, así que yo tenía diez años. Fuimos y nos reímos de los chistes que pudimos entender. Cuando regresamos a casa de mi abuela, pasó algo que no entendería en el ese momento, pero que, por alguna extraña razón, se quedaría en mi cerebro esperando ser entendido años más tarde.
Mi abuela le empezó a contar a mi abuelo de la película. Le contaba en inglés para que nosotros no nos enteráramos de lo que estaba diciendo. Años más tarde, caí en cuenta. Mi abuela le estaba contando la escena en que el personaje Mahoney se esconde con una prostituta en el interior de un podio. Acto seguido, entra el Comandante Lassard a dictar una conferencia desde el mismo podio. Mientras Lassard da la conferencia, la prostituta tiene la iniciativa de bajarle el “zipper” y darle sexo oral al Comandante, quien continuaría dando la conferencia a pesar de la distracción. Esta escena le gustó tanto a mi abuela que quiso compartirla con mi abuelo. La recuerdo muerta de la risa mientras se lo contaba a mi abuelo que no entendía bien lo que estaba pasando. Después de todo, le estaba contando una escena de una película que había ido a ver con sus nietos. Este recuerdo se lo debo a I Love the 80's.
De mi abuela tengo muy pocos buenos recuerdos. Más que nada, recuerdo mis rabietas, lo malcriado que era con ella. También recuerdo que lo demacrada que llegó a estar por culpa de un cáncer que finalmente acabaría con ella en 1986, dos años después de habernos llevado a ver Police Academy y haberse reído de una mamada de bicho.
Ayer sábado, por ejemplo, volví a ver Sideways, después de haber dicho, en un “post” anterior, que es la mejor película que he visto este año. Luego, me la pasé cambiando canales hasta que, a las 9:00 p.m. vi un episodio de CSI: Miami en CBS. Y a las 10:00 p.m., vi la repetición del episodio del domingo pasado de Desperate Housewives. A las 11:00 p.m., leí el primer capítulo de un libro que se llama Thoughts Without a Thinker. Y a las 12:15 a.m., me acosté. Prendí el televisor y vi que estaban dando Road House en TNT. Lo pusé en “mute” y leí dos o tres artículos de una colección de escritos periodísticos de Gabriel García Márquez. Apagué el televisor y me dormí.
Hoy domingo, se supone que trabaje. Tengo que escribir un artículo para el periódico y un libreto para un programa de televisión. Ambos son para mañana. Son las 5:20 p.m. y todavía no he hecho nada. Me gusta procrastinar.
En VH1 están dando un maratón de I Love the 80’s 3-D. Suelo disfrutar de este tipo de “factual entertainment” que es como le llaman en EE.UU. a este tipo de programa. Me parece maravilloso que la industria del entretenimiento haya generado su propio aparato museográfico. Gracias a programas como éste, los “Gen-Xers” tenemos la posibilidad de buscar, en estos fósiles y jeroglíficos “pop”, las señas de nuestra identidad. Yo los veo como una suerte de “visual aids” psicoanalíticos. Case in point, lo que acabo de ver en I Love the 80’s 3-D de 1984.
Casi al final de programa, se burlaron de la película Police Academy. Confieso que esto me molestó. Police Academy marcó a mi generación; de lo contrario, no hubiera figurado en el especial. Pensé que la razón para mi molestia era que se menospreciara una película que, a fin de cuentas, dio pie a cerca de 37 secuelas. O dicho de otro modo: ¡tan mala no era! Tengo que reconocer que mi sentido de incomodidad se debe a razones más personales.
Fui mi abuela por parte de madre la que, una tarde, nos llevó a mí y a mis hermanos a ver Police Academy. Era el verano de 1984, así que yo tenía diez años. Fuimos y nos reímos de los chistes que pudimos entender. Cuando regresamos a casa de mi abuela, pasó algo que no entendería en el ese momento, pero que, por alguna extraña razón, se quedaría en mi cerebro esperando ser entendido años más tarde.
Mi abuela le empezó a contar a mi abuelo de la película. Le contaba en inglés para que nosotros no nos enteráramos de lo que estaba diciendo. Años más tarde, caí en cuenta. Mi abuela le estaba contando la escena en que el personaje Mahoney se esconde con una prostituta en el interior de un podio. Acto seguido, entra el Comandante Lassard a dictar una conferencia desde el mismo podio. Mientras Lassard da la conferencia, la prostituta tiene la iniciativa de bajarle el “zipper” y darle sexo oral al Comandante, quien continuaría dando la conferencia a pesar de la distracción. Esta escena le gustó tanto a mi abuela que quiso compartirla con mi abuelo. La recuerdo muerta de la risa mientras se lo contaba a mi abuelo que no entendía bien lo que estaba pasando. Después de todo, le estaba contando una escena de una película que había ido a ver con sus nietos. Este recuerdo se lo debo a I Love the 80's.
De mi abuela tengo muy pocos buenos recuerdos. Más que nada, recuerdo mis rabietas, lo malcriado que era con ella. También recuerdo que lo demacrada que llegó a estar por culpa de un cáncer que finalmente acabaría con ella en 1986, dos años después de habernos llevado a ver Police Academy y haberse reído de una mamada de bicho.
ENTER AT YOUR OWN RISK
Patrick Swayze nació el 18 de agosto de 1952 en la ciudad de Houston, Texas. De todas las películas que ha hecho este actor y bailarín, uno pensaría que la más memorable sería “Dirty Dancing” o quizás “Ghost”. Después de todo, ambas le merecieron una nominación al premio Goleen Globe a su protagonista. Sin embargo, algo me dice que la película más popular de Swayze no es ninguna de esas dos. Algo me dice que ese honor lo tiene “Road House”, una película de 1989. Anoche mismo la estaban dando en TNT.
Es increíble lo mucho que dan “Road House” en la televisión. La película es la historia de James Dalton, un “bouncer extraordinaire” que es contratado para darle un lavado de cara a una taberna bastante “rowdy” llamada el Double Deuce. Su trabajo de limpieza lo pone cara a cara con el rico mafioso del pueblo, cuyos rufianes tratarán de hacerle la vida imposible al protagonista. De más está decir que se quedarán cortos y que Dalton prevalecerá. También está de más decir que "Road House" es bastante mala, el tipo de película que uno ve con cierto gusto, pero que se odia a sí mismo por hacerlo, lo que en inglés llaman un "guilty pleasure".
¿Qué tiene "Road House" que hace que todavía se vea tanto? Anoche, mientras la veía, pensaba que esto tenía que ver con que ésta es una película para machos, a diferencia de Dirty Dancing o Ghost que son para mujeres. "Road House" no es mucho más que una pelea detrás de otra, en un derroche de testosterona digno de una película de Steven Seagal. Pero he cambiado de opinión. Ahora, mientras escribo esto, he empezado a pensar que la gracia de "Road House" no está en su macharranería "redneck", sino en su meditada feminidad.
James Dalton duerme desnudo en un granero –hay escenas cuya único justificación es enseñar sus nalgas- y hace tai-chi al aire libre –hay escenas cuya única justificación es enseñar su “upper body”. Sus “love scenes” con Kelly Lynch tienen un aire casi tántrico. Pelea sólo cuando sus enemigos no le dejan otro remedio, y tiene el temple de un maestro zen. En fin, un "action hero" para la "nueva era", que es lo mismo que decir "for the ladies". Como si Swayze no fuese suficiente “eye candy” para las damas, también está el übersexual Sam Elliott, de barba y pelo largo grisáceos, que hace de Wade Garrett, un viejo amigo y mentor de Dalton, que lo ayuda en su lucha contra los blanquitos frontús de pueblo -y pipí- chiquito... ¡esos villanos por excelencia!
¡Qué mujer no va a simpatizar con una película así!
Mientras hacía “research” en IMDb para este “post”, descubrí un dato que creo que me da la razón. Ya está, en etapa de pre-producción, una secuela, Road House 2: Last Call, con Swayze una vez más en el papel principal.
“¡Nobody puts Baby in the Corner!”
Es increíble lo mucho que dan “Road House” en la televisión. La película es la historia de James Dalton, un “bouncer extraordinaire” que es contratado para darle un lavado de cara a una taberna bastante “rowdy” llamada el Double Deuce. Su trabajo de limpieza lo pone cara a cara con el rico mafioso del pueblo, cuyos rufianes tratarán de hacerle la vida imposible al protagonista. De más está decir que se quedarán cortos y que Dalton prevalecerá. También está de más decir que "Road House" es bastante mala, el tipo de película que uno ve con cierto gusto, pero que se odia a sí mismo por hacerlo, lo que en inglés llaman un "guilty pleasure".
¿Qué tiene "Road House" que hace que todavía se vea tanto? Anoche, mientras la veía, pensaba que esto tenía que ver con que ésta es una película para machos, a diferencia de Dirty Dancing o Ghost que son para mujeres. "Road House" no es mucho más que una pelea detrás de otra, en un derroche de testosterona digno de una película de Steven Seagal. Pero he cambiado de opinión. Ahora, mientras escribo esto, he empezado a pensar que la gracia de "Road House" no está en su macharranería "redneck", sino en su meditada feminidad.
James Dalton duerme desnudo en un granero –hay escenas cuya único justificación es enseñar sus nalgas- y hace tai-chi al aire libre –hay escenas cuya única justificación es enseñar su “upper body”. Sus “love scenes” con Kelly Lynch tienen un aire casi tántrico. Pelea sólo cuando sus enemigos no le dejan otro remedio, y tiene el temple de un maestro zen. En fin, un "action hero" para la "nueva era", que es lo mismo que decir "for the ladies". Como si Swayze no fuese suficiente “eye candy” para las damas, también está el übersexual Sam Elliott, de barba y pelo largo grisáceos, que hace de Wade Garrett, un viejo amigo y mentor de Dalton, que lo ayuda en su lucha contra los blanquitos frontús de pueblo -y pipí- chiquito... ¡esos villanos por excelencia!
¡Qué mujer no va a simpatizar con una película así!
Mientras hacía “research” en IMDb para este “post”, descubrí un dato que creo que me da la razón. Ya está, en etapa de pre-producción, una secuela, Road House 2: Last Call, con Swayze una vez más en el papel principal.
“¡Nobody puts Baby in the Corner!”
viernes, octubre 28, 2005
CASE STUDY: LA INCOMUNICACION
Acabo de encontrar otra joyita entre mis papeles, esta vez un e-mail enviado por un jefe a sus subalternos:
GENTE,
ME HE DADO CUENTA QUE EN UNA OFICINA DE COMUNICADORES A VECES LO QUE IMPERA ES LA INCOMUNICACION. AUNQUE TODOS USTEDES SON MUY DIESTROS CON LA COMPUTADORA Y SUS ELEMENTOS ES POCO LO QUE DEMUESTRAN SABER DE COMUNICACIÓN Y AUNQUE LOS MENSAJES ELECTRONICOS SON EFECTIVOS Y DEJAN UN REGISTRO DE LO COMUNICADO, LA MEJOR MANERA DE ENTERARSE DE LAS COSAS ES DICIENDOLO DIRECTAMENTE. A MENOS QUE NO TENGAMOS OTRA ALTERNATIVA. PERO PARA SABER LO QUE SE ESTA HACIENDO RUTINARIAMENTE ME PARECE MUCHO MEJOR QUE NOS HABLEMOS. ASI SERA MAS EFECTIVO EL MANEJO DE LA OPERACIÓN EN GENERAL. GRACIAS.
Vuelvo y repito: esto fue un ¡E-MAIL!
GENTE,
ME HE DADO CUENTA QUE EN UNA OFICINA DE COMUNICADORES A VECES LO QUE IMPERA ES LA INCOMUNICACION. AUNQUE TODOS USTEDES SON MUY DIESTROS CON LA COMPUTADORA Y SUS ELEMENTOS ES POCO LO QUE DEMUESTRAN SABER DE COMUNICACIÓN Y AUNQUE LOS MENSAJES ELECTRONICOS SON EFECTIVOS Y DEJAN UN REGISTRO DE LO COMUNICADO, LA MEJOR MANERA DE ENTERARSE DE LAS COSAS ES DICIENDOLO DIRECTAMENTE. A MENOS QUE NO TENGAMOS OTRA ALTERNATIVA. PERO PARA SABER LO QUE SE ESTA HACIENDO RUTINARIAMENTE ME PARECE MUCHO MEJOR QUE NOS HABLEMOS. ASI SERA MAS EFECTIVO EL MANEJO DE LA OPERACIÓN EN GENERAL. GRACIAS.
Vuelvo y repito: esto fue un ¡E-MAIL!
SOBRE SPAM Y OTROS ROLLOS CULINARIOS
No sé cocinar. Corrección: sé cocinar muy pocas cosas. Lo poco que sé lo aprendí cuando me fui a estudiar una maestría en Nueva York. En otras palabras, porque no me quedó otro remedio. Mi madre me dio, por escrito, las tres recetas que me eran imprescindibles: avena para el desayuno, arroz y habichuelas. Las habichuelas siempre me quedaron aguás, pero la avena y el arroz blanco me quedaban muy bien. En una bodega de la calle Ludlow compraba plátanos para hacer amarillos. Mi madre me mandaba por correo sofrito y adobo. La compra la hacía en un supermercado que quedaba en la esquina de Bleeker y La Guadia Place. Allí descubrí el arroz y habichuelas marca Goya, ambas cosas mezcladas, que se cocinaba como si fuera arroz sólo. Recuerdo que mi roommate Jeff, un gringo de Massachussets, sucumbió al encanto y pronto empezó a comprarlo para él. En varias ocasiones, cociné pollo al horno, pero la espera me parecía exagerada. En cambio, empecé a comer Spam. Corrección: volví a comer Spam, tal y como lo hice durante mi niñez y adolescencia. Pero la decadencia realmente vino cuando empecé a cenar macarrones con queso marca Kraft.
Terminé la maestría y regresé a Puerto Rico a vivir de nuevo en casa de mis padres. Al año y medio fue que me mudé con un roommate a un segundo piso en la urbanización El Vedado de Hato Rey. Allí estuve seis meses hasta que compré el apartamento en el que vivo desde hace cuatro años y medio. En los casi seis años y medio desde que regresé de Nueva York es muy poco lo que he vuelto a cocinar. Me la he pasado comiendo afuera o en casa de mis padres. En una época, desayunaba en panaderías y hasta me convertí en un connoisseur de las mismas. Recuerdo que desarrollé todo un sistema para rankear panaderías. En otro momento hablaré de ese sistema; ahora sólo diré que, entre las que yo frecuentaba, la mejor era una en la 65 de Infantería, por el área de San Agustín, cuyo nombre no recuerdo.
Todo esto cambió cuando empecé a salir con S. hace varios meses. Gracias a ella, hoy voy a Pueblo, cocino y me gasto menos dinero en comida. Mi menú es parecido al que comía en Nueva York: avena y/o sandwish de jamón, queso y huevo (ahora en pan integral) en el desayuno, arroz blanco con pechuga rellena de pollo o pasta en la cena. Cada vez cocino más y mejor. Hace un ratito, me hice un arroz blanco que me quedó espectacular.
Terminé la maestría y regresé a Puerto Rico a vivir de nuevo en casa de mis padres. Al año y medio fue que me mudé con un roommate a un segundo piso en la urbanización El Vedado de Hato Rey. Allí estuve seis meses hasta que compré el apartamento en el que vivo desde hace cuatro años y medio. En los casi seis años y medio desde que regresé de Nueva York es muy poco lo que he vuelto a cocinar. Me la he pasado comiendo afuera o en casa de mis padres. En una época, desayunaba en panaderías y hasta me convertí en un connoisseur de las mismas. Recuerdo que desarrollé todo un sistema para rankear panaderías. En otro momento hablaré de ese sistema; ahora sólo diré que, entre las que yo frecuentaba, la mejor era una en la 65 de Infantería, por el área de San Agustín, cuyo nombre no recuerdo.
Todo esto cambió cuando empecé a salir con S. hace varios meses. Gracias a ella, hoy voy a Pueblo, cocino y me gasto menos dinero en comida. Mi menú es parecido al que comía en Nueva York: avena y/o sandwish de jamón, queso y huevo (ahora en pan integral) en el desayuno, arroz blanco con pechuga rellena de pollo o pasta en la cena. Cada vez cocino más y mejor. Hace un ratito, me hice un arroz blanco que me quedó espectacular.
SIEMPRE TENDREMOS A PARIS
En la lista anterior de películas vistas en lo que va de este año, olvidé tres películas que vi en París:
"Citizen Kane" A+ (única vez que la he visto en una pantalla grande)
"Deep Throat" C (primera y última vez que la veo en cualquier tipo de pantalla.. y no, no tiene nada que ver con Watergate. La estás confundiendo con "All the President's Men".)
"Arnold a la conquete de l'Ouest" (How Arnold Won the West) B+ (documental franco-inglés sobre la elección de Arnold Schwarzenegger como "Gobernator" de California)
Por eso y mucho más es que siempre amaré a París.
"Citizen Kane" A+ (única vez que la he visto en una pantalla grande)
"Deep Throat" C (primera y última vez que la veo en cualquier tipo de pantalla.. y no, no tiene nada que ver con Watergate. La estás confundiendo con "All the President's Men".)
"Arnold a la conquete de l'Ouest" (How Arnold Won the West) B+ (documental franco-inglés sobre la elección de Arnold Schwarzenegger como "Gobernator" de California)
Por eso y mucho más es que siempre amaré a París.
CIERRE DEL AÑO FISCAL
Este año decidí por primera vez guardar todos los recibos de compra de libros, discos y películas, con la idea de deducir los gastos en la planilla. Recogiendo mi reguero de papeles, me encontré con el fólder en donde los guardo. Me puse a revisarlos. Esto fue, a grandes rasgos, lo que descubrí.
En lo que va del 2005, he gastado:
$156.92 en Amazon.
$377.80 en Borders.
$237.78 en La Tertulia.
Con los boletos de cine no he sido tan diligente. Conservo sólo nueve para un total de $48.50. Los boletos corresponden a las siguientes películas, a las cuales me he tomado la libertad de darles nota:
The Interpreter B+
The Holy Girl (La niña santa) A-
The Island B
Wedding Crashers B
Kingdom of Heaven C
Broken Flowers A-
Star Wars Episode 3 B-
Cayo C-
Wallace and Gromit: The Curse of the Were-Rabbit B+
Recuerdo también haber visto:
Into the Blue C
In Her Shoes B
Habana Blues B
War of the Worlds B
Batman Begins B+
The 40-Year Old Virgen A
Sin City B-
Red Eye B
Crash B+
The Brothers Grimm C
Serenity B
2046 A-
Sideways A+
Hotel Rwanda B
No es que tenga tan buena memoria; busqué una lista de las películas del 2005. De acuerdo a esto, la película que más me gustó fue Sideways, seguida de The 40-Year Old Virgin. Sideways es, técnicamente, del 2004, pero la vi este año en un cine de Berlín. Aunque no las incluí en la lista, en la capital alemana también vi, una noche de nieve y hash, en el futurístico Postdamer Platz, un “double header” de Constantine y Blade: Trinity. Y en la Berlinale: un “darkly erotic” drama psicológico alemán titulado Alein (Sola) y un “yawner” argentino cuyo título ni recuerdo. 2046, de Wong Kar-Wai, la vi en Barcelona.
Como ven, ya estoy cerrando el año, y eso que todavía no estamos en noviembre. Los próximos dos meses los usaré para celebrar mi cumpleaños, leer, escribir y tramar el resto de mi vida.
En lo que va del 2005, he gastado:
$156.92 en Amazon.
$377.80 en Borders.
$237.78 en La Tertulia.
Con los boletos de cine no he sido tan diligente. Conservo sólo nueve para un total de $48.50. Los boletos corresponden a las siguientes películas, a las cuales me he tomado la libertad de darles nota:
The Interpreter B+
The Holy Girl (La niña santa) A-
The Island B
Wedding Crashers B
Kingdom of Heaven C
Broken Flowers A-
Star Wars Episode 3 B-
Cayo C-
Wallace and Gromit: The Curse of the Were-Rabbit B+
Recuerdo también haber visto:
Into the Blue C
In Her Shoes B
Habana Blues B
War of the Worlds B
Batman Begins B+
The 40-Year Old Virgen A
Sin City B-
Red Eye B
Crash B+
The Brothers Grimm C
Serenity B
2046 A-
Sideways A+
Hotel Rwanda B
No es que tenga tan buena memoria; busqué una lista de las películas del 2005. De acuerdo a esto, la película que más me gustó fue Sideways, seguida de The 40-Year Old Virgin. Sideways es, técnicamente, del 2004, pero la vi este año en un cine de Berlín. Aunque no las incluí en la lista, en la capital alemana también vi, una noche de nieve y hash, en el futurístico Postdamer Platz, un “double header” de Constantine y Blade: Trinity. Y en la Berlinale: un “darkly erotic” drama psicológico alemán titulado Alein (Sola) y un “yawner” argentino cuyo título ni recuerdo. 2046, de Wong Kar-Wai, la vi en Barcelona.
Como ven, ya estoy cerrando el año, y eso que todavía no estamos en noviembre. Los próximos dos meses los usaré para celebrar mi cumpleaños, leer, escribir y tramar el resto de mi vida.
jueves, octubre 27, 2005
martes, octubre 25, 2005
A LA VANGUARDIA TELEVISIVA
Venía en el carro pensando en el nuevo Cultura Viva y en lo absurdo que es tratar de hacer un programa sobre las artes y la cultura que apele a las masas, al televidente promedio o como quiera llamársele a todos los que tienen medidores de Mediafax en sus casas y que, en virtud de lo cual, representan los hábitos televisivos del pueblo puertorriqueño. Un programa que gira en torno al acontecer artístico y cultural es inevitablemente elitista.
A juzgar por una promo institucional, Chayanne es el nuevo “spokesperson” de Cultura Viva. También lo es del Museo de Arte de Puerto Rico. No sé en qué medida han aumentado las visitas al Museo gracias a esto, pero me sospecho que muy poco. Y lo mismo debe estar ocurriendo con CV, pues a ningún fan de Chayanne le interesa saber qué artista está exponiendo ahora mismo en Petrus ni de qué trata la nueva novela de Magali García Ramis. Lo que ha pasado es que, en el proceso de ser más “comerciales”, han enajenado a la base, a lo que en inglés se llama el “core audience.” Es como si No te duermas le diera una sección a Rubén Ríos, a ver si de esa manera atraen televidentes educados con la esperanza de que eso los ayude a competir con Anda pal cará que tiene un público más "upscale". Not gonna happen! Antes que eso, clonan a Laura Hernández.
Ayer hablaba con M.B., una famosa artista puertorriqueña, quien se quejaba de lo malo que es el nuevo Cultura Viva. Hacía referencia a algo que pasó el pasado jueves y que a mí también me dejó estupefacto. Luego de las buenas noches y un “teaser” de una intervención en remoto, las anfitrionas presentaron lo que sería el primer “act” de la noche: un conjunto de gaitas asturianas. Repito: ¡gaitas asturianas! Y encima de eso: ¡a los tres minutos de haber empezado el programa! Sin duda, quien sea que toma este tipo de decisión es un genio, un verdadero visionario de la televisión. Si yo fuera Víctor Montilla, le subía el sueldo, no vaya a ser que Endemol nos lo robe.
Podría dar otros ejemplos de vanguardismo televisivo, pero no lo haré. Dentro de un minuto, empieza Cultura Viva y no quiero quedarme sin material para un “post” futuro.
A juzgar por una promo institucional, Chayanne es el nuevo “spokesperson” de Cultura Viva. También lo es del Museo de Arte de Puerto Rico. No sé en qué medida han aumentado las visitas al Museo gracias a esto, pero me sospecho que muy poco. Y lo mismo debe estar ocurriendo con CV, pues a ningún fan de Chayanne le interesa saber qué artista está exponiendo ahora mismo en Petrus ni de qué trata la nueva novela de Magali García Ramis. Lo que ha pasado es que, en el proceso de ser más “comerciales”, han enajenado a la base, a lo que en inglés se llama el “core audience.” Es como si No te duermas le diera una sección a Rubén Ríos, a ver si de esa manera atraen televidentes educados con la esperanza de que eso los ayude a competir con Anda pal cará que tiene un público más "upscale". Not gonna happen! Antes que eso, clonan a Laura Hernández.
Ayer hablaba con M.B., una famosa artista puertorriqueña, quien se quejaba de lo malo que es el nuevo Cultura Viva. Hacía referencia a algo que pasó el pasado jueves y que a mí también me dejó estupefacto. Luego de las buenas noches y un “teaser” de una intervención en remoto, las anfitrionas presentaron lo que sería el primer “act” de la noche: un conjunto de gaitas asturianas. Repito: ¡gaitas asturianas! Y encima de eso: ¡a los tres minutos de haber empezado el programa! Sin duda, quien sea que toma este tipo de decisión es un genio, un verdadero visionario de la televisión. Si yo fuera Víctor Montilla, le subía el sueldo, no vaya a ser que Endemol nos lo robe.
Podría dar otros ejemplos de vanguardismo televisivo, pero no lo haré. Dentro de un minuto, empieza Cultura Viva y no quiero quedarme sin material para un “post” futuro.
lunes, octubre 24, 2005
LA MENTE ENFERMA DE UN HIDALGO
El colega bloguero Rafael Plazaola -autor de Desentramados, del cual me declaro fan- describe mi blog de la siguiente manera: "Una invitación a adentrarnos en la mente enferma de un hidalgo de la actualidad." El día que Gallimard me compre los derechos para publicar La Ínsula Hirsuta en formato de libro, procuraré que dicha cita esté en la contraportada.
domingo, octubre 23, 2005
DESENTRAMADOS
Los invito a que visiten "Desentramados", el recién nacido blog de Rafael Plazaola, "rising star" de la blogosfera portorricensis.
martes, octubre 18, 2005
PASAPORTE A LA INFAMIA
Anoche fue noche de “cine” puertorriqueño en la televisión. En el canal 4, dieron “Revolución en el infierno” producida y transmitida el año pasado por el canal 6, pero que de alguna manera llegó al canal 4. Es una película sobre la masacre de Ponce. El canal 2 no se quedó atrás ellos pasaron una verdadera atrocidad titulada “Pasaporte a la fama”, protagonizada por la insuficientemente conocida Joann Polanco que, tengo entendido, es la fuerza detrás de esta… ¿película?
Debo mencionar que Lady Polanco, además de haber salido en Mi Familia –el “sitcom” aquel de Bizcocho-, es conocida por tener una academia de actuación, baile y quien sabe si hasta modelaje. Así que ya podemos ir estableciendo que la películita, un intento fallido de hacer un “Fame” puertorriqueño, es un “infomercial” de la academia.
No hay que ser “casting director” para saber que casi todos los actores son estudiantes y profesores de la escuela, lo cual, a juzgar por las actuaciones, habla muy mal de la misma. Dije casi todos pues me niego a pensar que Lydia Echevarría da clases en ese o cualquier otro sitio que no sea la cárcel de mujeres de Vega Baja. Pero quien sí me consta que da clases en esa escuelita es Judith Pizarro. ¿Quién es Judith Pizarro?, se preguntarán algunos. Ella hacía de la esposa de Bizcocho en el “sitcom” aquel. Pero ése no es el punto. Judith Pizarro, además de gorda y fea, no tiene piernas, las perdió a causa de una condición médica que padece.
No tengo problemas con que los impedidos trabajen. ¿Pero ponerlos en televisión por pena? No es la primera vez que pasa. Rey Pascual también usó a la Pizarro en una de sus peliculitas. ¿A cuánto morbo podemos llegar? Pero lo “freaky” es que Judith Pizarro no fue el único esperpento en "Pasaporte a la fama." También había una enana … ¡una enana! Y ni hablar de un tipo cuyo parecido con el personaje de Sloth en la película The Goonies, era impresionante. Alguno de ustedes dirá “mano, quizás eso era parte del concepto.” Me niego a ni siquiera contemplar esa posibilidad. Sólo hay un David Lynch en el mundo… ¡fin de la discusión!
LA TORTURA SIGUE VIVA
Permítanme unas palabras sobre el re-estreno, esta noche, de Cultura Viva, programa con el cual tengo una complicada relación afectiva. Me cuentan mis fuentes que el menú para esta noche incluye a Tito el Bambino, Lucy Fabery, Michael Stuart y Andy Montánez, así como Alba Nydia Díaz y Sonia Valentín hablando de una miniserie que se presenta pronto por TuTV, en otras palabras, un “obligao” del canal… ¡en el programa de estreno! No sé ustedes, pero yo tengo issues raciales con ese “line-up” de estrellas. Call me a racist, pero ahí hay demasiado mulataje, demasiada cocolería, y nada de blanco. ¿Será para contrastar con la nueva escenografía blanca “con tonos de amarillo”? ¿O será para resaltar la blanquitería de esas dos damas que ahora conducen el programa? ¿O será simplemente para parodiar la ambigüedad racial y étnica de la difunta Millie Gil? A lo que voy es que esto le va a saber como una patada en el culo a los enemigos del nuevo TuTV, las legiones de culturosos que, debo decir, también votaron por Aníbal y que ahora se siente abandonados o, como dicen en el Norte, disenfranchised. Auguro tiempos de guerra en la galaxia. Y eso que no dije que en fila para un futuro programa de Cultura Viva está una entrevista con Chayanne. Unleash hell.
viernes, octubre 14, 2005
QUERIDOS AMIGOS
Ayer recibí esto por e-mail:
Queridos amigos,
Les escribo para recordarles o decirles que E. cumple años el jueves 13 de octubre. Esta semana ha sido un poco dificil para el ya que, ademas de bregar con los "birthday blues", se le inundo el apartamento y perdio muchas fotos, documentos importantes, etc. Asi que mañana a las 8:00pm nos reuniremos para cenar y/o postre en Da Pastelhaus en Punta Las Marias, Isla Verde. Todos quedan invitados. Por favor llamen a confirmar el lugar a mi celular XXX-XXXX o a G. XXX-XXXX.
Gracias,
G.
P.D. Si no pueden ir, una llamadita no estaria mal XXX-XXXX. Si estan pensando en un regalito les sugiero que sea en efectivo.
Queridos amigos,
Les escribo para recordarles o decirles que E. cumple años el jueves 13 de octubre. Esta semana ha sido un poco dificil para el ya que, ademas de bregar con los "birthday blues", se le inundo el apartamento y perdio muchas fotos, documentos importantes, etc. Asi que mañana a las 8:00pm nos reuniremos para cenar y/o postre en Da Pastelhaus en Punta Las Marias, Isla Verde. Todos quedan invitados. Por favor llamen a confirmar el lugar a mi celular XXX-XXXX o a G. XXX-XXXX.
Gracias,
G.
P.D. Si no pueden ir, una llamadita no estaria mal XXX-XXXX. Si estan pensando en un regalito les sugiero que sea en efectivo.
jueves, octubre 13, 2005
LAS INSOLITAS Y SOBRENARRADAS AVENTURAS DE SUSANA HORIA
Por ella misma, Susana Horia
¿Qué puedo decir? Estoy juqueá. Como tecata mala. Desde hace cuatro días que casi no me levanto de la cama. Lo primero que hago, luego de bostezar y de prepararme un café, es meterme nuevamente entre las sábanas, abrazar el control remoto así como abrazaba antes al-lunático-de-ojos-bonitos-que-me-dejó-un-día-cualquiera-y-sin-aviso, oprimo la tecla “play” de mi DVD. Y ahí aparecen, mis cuatro nuevas mejores amigas de infancia. Las cuatro mosqueteras del suburbio. Las Desperate Housewives. Avisé en la revista que tenía algo parecido a la neumonía, y después corregí el diagnóstico porque descubrí que ésa es una enfermedad grave. Resfrío profundo, fue mi nueva sentencia. Y sin culpa alguna, me he pasado los últimos días macerándome en mis propios humores, cosida literalmente a la pantalla de mi televisor. Yo soy una de esas. Idéntica. De pronto oscilo entre la latina cachonda y la cara de gripe, como bauticé a la protagonista. La operaron mal a esa pobre muchacha, y la nariz le quedó tan delgada como un cuchillo para cortar queso, y siempre tiene cara de estar a punto de estornudar. Pero me siento como ella. Y como la latina, ya lo dije. Soy la mezcla perfecta de ambas. Lo que me convierte en una desesperada al cuadrado. Desesperada soy, y a mucha honra, me repito a mí misma cada vez que termino un capítulo y juego a amenazarme que ese fue el último del día. Anoche soñé con el sicópata-de-Miami, yo creo que fue por la sobredosis de mujeres histéricas que llenan mi televisor. Nos conocimos en una fiesta, en plena Collins Avenue. Yo me hice la coqueta hasta que me dolieron las mandíbulas de tanto fruncir la boca (idéntica a la Eva Longoria, la sexy cuchicuchi de la serie). Él me comentó que era artista, que le gustaba escribir. A mí me pareció que tener un novio intelectual era lo mejor que me podía pasar. Corrí a una librería y me gasté una pequeña fortuna en libros que el vendedor clasificó como clásicos e indispensables. Qué mejor regalo para un escritor que una incipiente biblioteca. Esa misma noche el-sicópata-de-Miami anunció visita a mi departamento donde yo estaba alojando. Y llegó, el cretino. Bello. Enigmático y distante, como me gustan a mí, hija del maltrato al fin y al cabo. Traía un canasto con una botella de vino blanco, dos copas, muchos quesos y almendras. Un artista. Un dios del escenario. Un sicópata, al fin y al cabo. Desplegó sus adminículos mientras yo flotaba entre la cocina y la sala, trayendo sacacorchos y velas aromáticas y bajando luces y subiendo el volumen de algún CD apropiado (idéntica a Tery Hatcher, la cara de gripe/payasa de la serie). Brindamos, nos miramos a los ojos, yo tragaba y tragaba vino envalentonándome para el siguiente paso. Y cuando la cosa estaba que ardía y lo siguiente era preguntarle si tenía un revólver en su bolsillo o sólo estaba contento de verme, él me dijo que se tenía que ir, que tenía una cita con una amiga argentina. Amiga no, corrigió. Una fuck buddy. Así me lo dijo. Sin anestesia. Igualito como le pasa a Susan en la serie, que le va pésimo con el plomero guapito que es tan mal actor. Era una escena perfecta, sólo faltaba el remate musical y mi cara congelada en la pantalla, anunciando que el capítulo había llegado a su fin. Aquí voy, chicas. Háganme un espacio en su mundo artificial que soy una más de ustedes. Estoy desesperada, aunque no sea una dueña de casa. Yo rento. Pero al final del día, eso es la misma cosa.
¿Qué puedo decir? Estoy juqueá. Como tecata mala. Desde hace cuatro días que casi no me levanto de la cama. Lo primero que hago, luego de bostezar y de prepararme un café, es meterme nuevamente entre las sábanas, abrazar el control remoto así como abrazaba antes al-lunático-de-ojos-bonitos-que-me-dejó-un-día-cualquiera-y-sin-aviso, oprimo la tecla “play” de mi DVD. Y ahí aparecen, mis cuatro nuevas mejores amigas de infancia. Las cuatro mosqueteras del suburbio. Las Desperate Housewives. Avisé en la revista que tenía algo parecido a la neumonía, y después corregí el diagnóstico porque descubrí que ésa es una enfermedad grave. Resfrío profundo, fue mi nueva sentencia. Y sin culpa alguna, me he pasado los últimos días macerándome en mis propios humores, cosida literalmente a la pantalla de mi televisor. Yo soy una de esas. Idéntica. De pronto oscilo entre la latina cachonda y la cara de gripe, como bauticé a la protagonista. La operaron mal a esa pobre muchacha, y la nariz le quedó tan delgada como un cuchillo para cortar queso, y siempre tiene cara de estar a punto de estornudar. Pero me siento como ella. Y como la latina, ya lo dije. Soy la mezcla perfecta de ambas. Lo que me convierte en una desesperada al cuadrado. Desesperada soy, y a mucha honra, me repito a mí misma cada vez que termino un capítulo y juego a amenazarme que ese fue el último del día. Anoche soñé con el sicópata-de-Miami, yo creo que fue por la sobredosis de mujeres histéricas que llenan mi televisor. Nos conocimos en una fiesta, en plena Collins Avenue. Yo me hice la coqueta hasta que me dolieron las mandíbulas de tanto fruncir la boca (idéntica a la Eva Longoria, la sexy cuchicuchi de la serie). Él me comentó que era artista, que le gustaba escribir. A mí me pareció que tener un novio intelectual era lo mejor que me podía pasar. Corrí a una librería y me gasté una pequeña fortuna en libros que el vendedor clasificó como clásicos e indispensables. Qué mejor regalo para un escritor que una incipiente biblioteca. Esa misma noche el-sicópata-de-Miami anunció visita a mi departamento donde yo estaba alojando. Y llegó, el cretino. Bello. Enigmático y distante, como me gustan a mí, hija del maltrato al fin y al cabo. Traía un canasto con una botella de vino blanco, dos copas, muchos quesos y almendras. Un artista. Un dios del escenario. Un sicópata, al fin y al cabo. Desplegó sus adminículos mientras yo flotaba entre la cocina y la sala, trayendo sacacorchos y velas aromáticas y bajando luces y subiendo el volumen de algún CD apropiado (idéntica a Tery Hatcher, la cara de gripe/payasa de la serie). Brindamos, nos miramos a los ojos, yo tragaba y tragaba vino envalentonándome para el siguiente paso. Y cuando la cosa estaba que ardía y lo siguiente era preguntarle si tenía un revólver en su bolsillo o sólo estaba contento de verme, él me dijo que se tenía que ir, que tenía una cita con una amiga argentina. Amiga no, corrigió. Una fuck buddy. Así me lo dijo. Sin anestesia. Igualito como le pasa a Susan en la serie, que le va pésimo con el plomero guapito que es tan mal actor. Era una escena perfecta, sólo faltaba el remate musical y mi cara congelada en la pantalla, anunciando que el capítulo había llegado a su fin. Aquí voy, chicas. Háganme un espacio en su mundo artificial que soy una más de ustedes. Estoy desesperada, aunque no sea una dueña de casa. Yo rento. Pero al final del día, eso es la misma cosa.
martes, octubre 11, 2005
DIGRESIONES EROTICAS, PT. 1
El otro día tuve el despiste de irme de mi casa sin cerrar las ventanas. Llovió y se mojaron, entre otras cosas, unos libros que tengo en una mesita debajo de las ventanas de mi cuarto. No fue nada grave; sólo algunas portadas mojadas. En el proceso de secarlas, fui encontrando todos estos libros que no he leído, pero que tengo un mínimo de interés en leer. Por eso es que los tengo en esa mesita y no en el librero. Entre esos libros, hay varios de literatura puertorriqueña contemporánea, en su mayoría escritores jóvenes, que compré un día que me dio cargo de consciencia por no haber leído a gente como Pepe Liboy, Pedro Cabilla, Juan Carlos Quiñones y Juan López Bauzá. Pero, de los libros mojados, el que más me llamó la atención, al punto de sentarme a leerlo, fue La última noche que pasé contigo, de Mayra Montero.
Yo nunca había leído a Mayra Montero. Bueno, he leído algunas de sus columnas, las cuales suelen gustarme. Debo decir que cada vez las leo más. Es una de las poquísimas cosas buenas que uno puede encontrar en la edición dominical de El Nuevo Día. Si no había leído a la Montero hasta ahora era porque (1) no me había interesado, (2) había tenido malas experiencias con sus cuentos y (3) tenía prejuicios contra el hecho de que fuera cubana, escribiera sobre negros y admirara tanto a Carpentier. Por alguna razón que no entiendo, esa ecuación me parecía, como diría Y., ¡fatal!
El caso es que no vine a interesarme por La última noche… hasta muchos años después de su publicación. De hecho, la edición que compré hace un tiempo en La Tertulia no es ni siquiera la edición de La Sonrisa Vertical, con sus portadas rosas, sino una edición de la Colección Fábulas, que es la colección de libros de bolsillo de Tusquets. Así de tarde llegué a la fiesta.
Me suele suceder que trato de leer un libro, no doy pie con bola, lo pongo a un lado y no es sino hasta un segundo intento que puedo leerlo de una vez y por todas. El ejemplo más notorio de esto es El nombre de la rosa, de Eco, el cual leí, si no me equivoco, en un tercer intento. Entre el primer y el último intento pasaron años. Pero fue bueno que persistiera porque la novela de Eco me agarró como pocas lo han hecho desde entonces (sólo me viene a la cabeza En busca de Klingsor, de Volpi, la cual leí en un viaje a Brasil, la mitad en el vuelo de ida, la otra mitad en el vuelo de vuelta.). La película ya había sido, pero no la había visto. Recuerdo querer leer más rápido de lo que podía para saber quién era el asesino.
Pues con La última noche… me pasó igual. La miré por encima, la empecé a leer y la dejé después del primer capítulo. Suelo darles a los libros por lo menos un capítulo. No creo exagerar al decir que, de la mayoría de mis libros, sólo he leído un capítulo. Si no he pasado al segundo capítulo, no es necesariamente porque no me haya gustado el libro. Quizás fue porque lo empecé a leer en un momento que no tenía tiempo para leer mucho más. A veces me pasa que leo algo y luego, cuando pretendo continuar la lectura ya ha pasado demasiado tiempo y me siento en la obligación de releer lo ya leído porque lo he olvidado. Esto quizás se deba a un difuso sentido de culpa católica. Pero lo dudo, porque lo cierto es que casi nunca releo, simplemente doy por abandonado el libro. Y ahí es que de verdad me siento cullpable. Eso me pasa con libros que definitivamente quiero leer como, por ejemplo, The Amazing Adventures of Kavalier & Clay, de Michael Chabon, y Vereda Tropical, las memorias de Caetano Veloso.
Hay otros libros que me encantaría leer, pero sé que nunca leeré. Lo sé desde el momento mismo que lo estaba pagando o mandando a pedir por Amazon. Ejemplos son: The Decline and Fall of the Roman Empire, de Edward Gibbon, y Empire, de Michael Hardt y Antonio Negri. Quien conozca dichos libros sabrá que son verdaderos ladrillos. No tengo el tiempo ni la fuerza de voluntad para leerlos. Sin embargo, ahí están para impresionar a cualquiera que, durante una fiesta en mi casa, quiera conocerme a través de mi librero.
Hace unos años, me dio con que nunca había leído literatura erótica. Mi primer libro de literatura erótica fue The 120 Days of Sodom and Other Writings, del Marqués de Sade. Ya no recuerdo cuándo ni dónde lo compré. Algo me dice que fue en Nueva York, quizás mientras hacía mi maestría allá. Aunque hay algo que no me cuadra. El libro es bastante voluminoso. No es el tipo de libro que yo hubiera comprado, sabiendo que en algún momento iba a tener que cargarlo en una maleta. Hmm. Aunque ahora que lo pienso, yo me traje algunos de mis libros de textos de la universidad, así que todo es posible.
De más está decir, que nunca he leído los escritos del Marqués. ¿Saben qué? Ese libro lo tengo que haber comprado en Nueva York. Y les explicó porque estoy casi seguro de esto (dije “casi”). Cuando estaba en Nueva York, en la videoteca de la universidad, vi Salo, la película de Pasolini, basada en Los 120 días… Cuando yo finalmente leí fragmentos del texto, ya había visto la película o debo decir casi toda, pues no la terminé. Por eso pienso que fue en Nueva York, es probable que en la librería de la universidad. Como dije, Del Marqués he leído poquísimo, lo suficiente como para saber por dónde iba la cosa y para ahora lamentarme que la copia esté en el librero de lo que era mi cuarto en casa de mis padres y no en mi casa. Otras novelas eróticas que he comprado pero no leído son: Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, Las amistades peligrosas, de De Laclos, y hasta hace muy poco La última noche…, de Montero.
Continuará…
sábado, octubre 08, 2005
THE REAL WORLD CUPEY
Para M.C.C.
Le estaba contando a S. sobre el “post” que escribí hace par de días sobre nuestras andanzas suburbanas. Mientras lo hacía, me di cuenta que mi vida se ha convertido en una temporada de The Real World. Le he llamado The Real World: Cupey.
Hace un tiempo publiqué aquí una lista de mis discos 45. Contaba que la mayoría de los discos los había comprado en una tienda de discos del Señorial Mall. En aquella ocación, un lector me instó a que revelara mi “dirty little secrets” de mis aventuras por el mall. El miércoles pasado, mientras caminaba con S. por el mall, aproveché para mostrarle dónde es que estaba la tienda, la cual dejó de existir hace mucho tiempo y cuyo local fue absorbido por el First Bank de al lado.
De adolescente, viví, todavía vivo, a “walking distance” del Señorial Mall. Recuerdo que, los veranos, mi vecino C. y yo caminábamos hasta el “shopping.” Íbamos “for no apparent reason”. Era nuestra vuelta del pendejo… “suburban style.” Siempre parábamos en las mismas tiendas: la de discos, el Foot Locker, la sección deportiva de Kmart y creo que ya porque no recuerdo ninguna otra tienda que apelara a nuestras fantasías juveniles.
El papá de C. tenía una colección de revistas Playboy. En realidad, lo que tenía era un “binder” con “centerfolds” de Playboy. C. sabía tocar un poco de piano y me enseño a tocar los primeros acordes de “Jump” de Van Halen y “Final Countdown” de Europe. Hasta el día de hoy, es lo único que sé tocar en un piano. Y eso que cogí clases de órgano en una escuela de música y ballet que queda aquí mismo en el Señorial, en los altos de un “sport shop” que en aquella época le pertenecía a un tipo bien buena gente que se llamaba W. Hoy en día, W. es un muy exitoso videógrafo de bodas. Alguien me contó que cobra como $5,000, no hace más de cuatro bodas al mes y tiene una lista de espera. La última vez que vi a W. fue hace como un año en el Condom World de la Ave. Roosevelt. No sé por qué me pareció interesante que un videógrafo de bodas sea un aficionado del tipo de pornografía que venden en Condom World.
Quizás debiera dar un poco más de contexto.
Mi familia se mudó al Señorial cuando yo estaba en séptimo u octavo grado. Recuerdo que mi abuela por parte de madre se estaba muriendo de cáncer para esa época. La mudanza vino después de su muerte. Veníamos de vivir en Milaville, específicamente en una parte de Milaville que se conoce por el nombre de García, una urbanización de viejos. Mi único amigo era P. que vivía detrás de mi casa, en Caldas, cruzando una quebrada. P. estudiaba en la misma escuela que yo. En la piscina de su casa me rajé la cabeza cuando estábamos en sexto grado. Todavía tengo la cicatriz. No estoy parapléjico de milagro.
A lo que voy es que El Señorial fue tremenda mejoría con respecto a García. Mi casa quedaba a dos casas del parque. Allí jugué pelota, pero sobretodo baloncesto con chamacos mayores que yo. Para aquella época, la cancha del Remanso era un “hotspot” de baloncesto callejero. Los fines de semana había que hacer fila para jugar. Recuerdo que hasta Pipo Marrero vino a jugar en una que otra ocasión. Y debo decir que el nivel era bastante bueno. Todo eso se fue a la mierda cuando cerraron la urbanización.
Ese parque era el corazón del montón de urbanizaciones que quedán entrando por los antiguos cines del Señorial. Allí era dónde, por ejemplo, se quemaban los árboles de navidad en el día de la Candelaria, que para aquella época era un “big thing” en el área. Estoy hablando de finales de los 80, tiempos de la ganga de Piri y los Fumaos, cuando todo blanquito y su abnelo se creía bichote. De hecho, en la famosa “escalera” del parque dizque había un punto de drogas, un punto administrado por los propios chamacos de la urbanización. El Tony Soprano de la escalera era un chamaco al que le decían Coquí que vivía en la calle Cuenca, donde también vivía una tía mía. De hecho, el hermano de Coquí era íntimo de mi primo. Yo jugué baloncesto con algunos de esos manduletes; pienso en Chistrí y su hermano Miguel, a quien si mal no recuerdo le decían Cuácula, un tal Guille que, fiel a su nombre siempre tenía un guille, y no sé quién mas.
Yo empecé a jugar baloncesto en el parque cuando estaba en noveno o décimo grado. Antes de eso, lo que hacía era jugar pelota con bola de tennis con chamaquitos, la mayoría menores que yo. De esa época, recuerdo un gordito al que le decían Higgins porque se parecía, y cómo, al casero de Magnun. Lo freaky era que el niño tenía que tener no más de doce o trece años. A C. lo conocí jugando pelota. Pero pronto nos mudamos a la cancha de baloncesto. Era nuestro deber empezar a janguar con los hombres y no con los niños.
En esa cancha pasé horas largas. Recuerdo que en verano jugábamos hasta la medianoche, cuidado si un poco más. Mi corillo eran chamacos mayores que yo, en su mayoría miembros del equipo del Pilar. Eran chamacos de la clase 89; yo soy 91. Había también un don que era todo un personaje, llegaba en un carro deportivo venido a menos, decía que era neurocirujano y era campeón de atletismo en la categoría master, lo cual tenía que ser cierto porque era rápido con cojones. Con él era que venía Pipo, que para aquel entonces todavía jugaba con el equipo nacional.
Ya mencioné al Pilar, ese otro “hotspot” en el área de Cupey. Frente a mi casa, vivía una chamaca del Pilar, también clase 91. Yo le tenía miedo. ¡Pero cuántas veces me masturbé pensando en ella! Me explico.
Estudié en un colegio de machos y no tengo hermanas. En otras palabras, las mujeres eran perfectos “aliens.” Fue en la universidad que empecé a tener contacto significativo con mujeres. Pero en escuela superior, nada que ver. Mi vecina era la típica “slut” del Pilar, que es prácticamente un arquetipo de mujer en Cupey, de donde también salió la legendaria “Puta de Borinquen”, a todas luces un ser cuasimítológico. Mi vecina siempre tenía machos que la visitaba. Recuerdo que mi madre se escandalizaba por el comportamiento de la chica, insinuando lo que era obvio, que la chica metía machos a su casa por las tardes. No debe sorprender entonces que una chica “hypersexed” como mi vecina le resultara intimidante, por no decir aterrorizante, a un manilo pajuato como yo. Lo más triste de todo es que, en retrospectiva, la tipa no estaba tan buena.
OVER THE COUNTER
Hace como un mes instalé, en este blog, un "counter" que me dice mucho más que el número de "hits." Me informa, por ejemplo, de la localización del visitante, la duración de su visita y la página que lo refirió hasta la mía. Lo más que me gusta es ver cómo es que llega la gente hasta aquí.
Hay algunos de ustedes que llegan aquí porque tienen mi blog entre sus "bookmarks." Como no son referidos propiamente por otra página, son, para efectos del "counter", de procedencia desconocida. Hay otros de ustedes que llegan hasta aquí a través de un link en alguna otra página como lo es Estruendomudo o Derivas. Lo sé porque se registra en el "counter."
Lo mejor es cuando las visitas son producto de una búsqueda en Google o algún otro buscador. El "counter" me dice no sólo el buscador, sino también cuáles fueron los "keywords." Hay gente que ha venido buscando información sobre Cayo o Filiberto Ojeda o Los Coyotes o Johanna Rosaly o hasta Magali Carrasquillo (no sabía que su nombre aparecía en mi blog, pero bueno). Hay también gente que ha puesto "bugarrones" en el buscador y eso los ha traído hasta mi blog. El nombre de Jenna Jameson también ha generado visitas.
Para encontrar las instancias en que escribí sobre cada uno de esas cosas, sólo rebusque en mis archivos.
Hay algunos de ustedes que llegan aquí porque tienen mi blog entre sus "bookmarks." Como no son referidos propiamente por otra página, son, para efectos del "counter", de procedencia desconocida. Hay otros de ustedes que llegan hasta aquí a través de un link en alguna otra página como lo es Estruendomudo o Derivas. Lo sé porque se registra en el "counter."
Lo mejor es cuando las visitas son producto de una búsqueda en Google o algún otro buscador. El "counter" me dice no sólo el buscador, sino también cuáles fueron los "keywords." Hay gente que ha venido buscando información sobre Cayo o Filiberto Ojeda o Los Coyotes o Johanna Rosaly o hasta Magali Carrasquillo (no sabía que su nombre aparecía en mi blog, pero bueno). Hay también gente que ha puesto "bugarrones" en el buscador y eso los ha traído hasta mi blog. El nombre de Jenna Jameson también ha generado visitas.
Para encontrar las instancias en que escribí sobre cada uno de esas cosas, sólo rebusque en mis archivos.
jueves, octubre 06, 2005
TV GUIDE TO THE UNIVERSE
Lo sé: he estado perdido por razones que no vienen al caso. Pero he me aquí; no estoy muerto, ni en coma en un hospital. Uno que otro de mis lectores me ha pedido que actualicé el blog, que ya está cansado de abrirlo y encontrarse con el post de New Orleans.
Pues qué les cuento? La verdad es que no he hecho mucho (o sí?). Entre domingo y lunes estuve escribiendo un artículo que no me salía. Estaba tan bloqueao que tuve que recurrir a estrategias extremas. Le comenté a C. mi problema y él me sugirió que me diera un tequilazo. Hmm... un lunes a la 1:00 p.m.? Lo mejor que hice. No había desayunado, así que empecé a sentir los efectos de la tequila casi de inmediato. Y las palabras empezaron a salir. Terminé el artículo y lo mandé por e-mail.
Llamé a S. para contárselo. Le dije que ya me sentía como todo un escritor, emborrachándome para poder escribir. Para celebrar, me di el martes libre. Me levanté como a las 10:00 a.m. Después de almorzar, decidí leer un poco y ver una película en DVD. Eso fue como a las 2:30 p.m. No duré ni quince minutos de película. Me quedé dormido en el sofá de la sala/family y dormí como hasta las 5:00 p.m.
Esa noche, S. quería ver My Name is Earl y The Office en NBC. Así que la fui a buscar, nos comimos una pizza en Danny's y nos fuimos para mi casa.
También me cogí el miércoles libre. Me la pasé con S. todo el día. Fuimos a desayunar a la panadería que queda detrás de mi edificio, a Kmart a comprar donas (así son, a veces, los antojos) y a hacer la compra en Pueblo. Nos pasamos la tarde vegetando en mi casa. Por la tarde-noche vimos un documental sobre metafísica, titulado What the Bleep Do We Know?. A las 8:00 p.m., vimos CSI en Spike, mientras que a las 9:00 p.m., empezamos a ver Lost en ABC, pero terminamos viendo The Apprentice, el de Martha Stewart, en CBS. A las 10:00 p.m. encontramos una joyita en Bravo, una serie titulada Great Things About Being.... El de ayer era "the great things about being... 30. Luego, vino el capítulo sobre "being Queer." Ahí fue que S. se quedó dormida. Yo leí par de cosas antes de uníme a ella en la cama.
Estoy muy emocionado de haber escrito lo que acabo de escribir. Por la siguiente razón: he incluido en el texto, sin querer queriendo, varios "keywords" de interés masivo. Ahora, cuando alguien busque en Technorati qué se está escribiendo sobre Martha Stewart o The Office o queer o tequila, mi blog estará en la lista. A ver si eso aumenta el tráfico del blog. Ya les contaré. Todavía no sé qué título ponerle a este "post." Hmm. Qué les parece TV Guide to the Universe?
Pues qué les cuento? La verdad es que no he hecho mucho (o sí?). Entre domingo y lunes estuve escribiendo un artículo que no me salía. Estaba tan bloqueao que tuve que recurrir a estrategias extremas. Le comenté a C. mi problema y él me sugirió que me diera un tequilazo. Hmm... un lunes a la 1:00 p.m.? Lo mejor que hice. No había desayunado, así que empecé a sentir los efectos de la tequila casi de inmediato. Y las palabras empezaron a salir. Terminé el artículo y lo mandé por e-mail.
Llamé a S. para contárselo. Le dije que ya me sentía como todo un escritor, emborrachándome para poder escribir. Para celebrar, me di el martes libre. Me levanté como a las 10:00 a.m. Después de almorzar, decidí leer un poco y ver una película en DVD. Eso fue como a las 2:30 p.m. No duré ni quince minutos de película. Me quedé dormido en el sofá de la sala/family y dormí como hasta las 5:00 p.m.
Esa noche, S. quería ver My Name is Earl y The Office en NBC. Así que la fui a buscar, nos comimos una pizza en Danny's y nos fuimos para mi casa.
También me cogí el miércoles libre. Me la pasé con S. todo el día. Fuimos a desayunar a la panadería que queda detrás de mi edificio, a Kmart a comprar donas (así son, a veces, los antojos) y a hacer la compra en Pueblo. Nos pasamos la tarde vegetando en mi casa. Por la tarde-noche vimos un documental sobre metafísica, titulado What the Bleep Do We Know?. A las 8:00 p.m., vimos CSI en Spike, mientras que a las 9:00 p.m., empezamos a ver Lost en ABC, pero terminamos viendo The Apprentice, el de Martha Stewart, en CBS. A las 10:00 p.m. encontramos una joyita en Bravo, una serie titulada Great Things About Being.... El de ayer era "the great things about being... 30. Luego, vino el capítulo sobre "being Queer." Ahí fue que S. se quedó dormida. Yo leí par de cosas antes de uníme a ella en la cama.
Estoy muy emocionado de haber escrito lo que acabo de escribir. Por la siguiente razón: he incluido en el texto, sin querer queriendo, varios "keywords" de interés masivo. Ahora, cuando alguien busque en Technorati qué se está escribiendo sobre Martha Stewart o The Office o queer o tequila, mi blog estará en la lista. A ver si eso aumenta el tráfico del blog. Ya les contaré. Todavía no sé qué título ponerle a este "post." Hmm. Qué les parece TV Guide to the Universe?